miércoles, 1 de abril de 2009

CUANDO PREVALECE LA HIPOCRESIA


CUANDO PREVALECE LA HIPOCRESIA

Es difícil creer, que hasta en las Iglesias prevalece la doble cara, no tener el valor suficiente de dar el frente cuando ocurren los problemas, cuando no se esta conforme con las demás personas, cuando los seres humanos se sienten perfectos ante la imperfección de otros; cuando unos por no tener un amplio criterio de decir las cosas lo que hacen es replegarse, irse o migrar a otros nidos; todo esto solo se puede encerrar en una palabra HIPOCRESIA.

HIPOCRESIA es sonreírle al hermano y por detrás dejarle una honda herida trapera; es decirle cosas bonitas y afirmarle estar de acuerdo en sus actitudes, aunque estas no sean las adecuadas en virtud de su imperfección como ser humano; esto es la HIPOCRESIA, la que existe aun en las Iglesias Evangélicas; la que corroe, corrompe, destruye y denigra la calidad de los hermanos en la fe, máxime cuando se trata de un siervo de Dios.

Y aquellos que han sido parte del resquebrajamiento social espiritual de estos siervos y su servicio a la obra de Dios, con el fin de buscar sensaciones, sutiles emociones pasajeras antibiblicas las que como el oro solo resplandecen por su color y no por su calidad; tendrán por su HIPOCRESIA el galardón por el mal afecto a uno de sus pequeños.

“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.” Mat. 6: 1

“Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. 46Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. “Lucas 11:45

Solo el tiempo y la conciencia podrán hacer reconocer a aquellos que han actuado hipócritamente en contra de sus mismos hermanos; no dándole la oportunidad a la defensa en virtud de su SILENCIO.

Que feo es quedarse callado y a veces hasta disfrutar de cosas a las cuales no se tiene derecho; no importando que algunos nos critiquen, nos juzguen por nuestras actitudes, pero esa es la ley del hombre; DIOS NO PUEDE SER BURLADO.



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