jueves, 17 de mayo de 2012

HONDURAS: BAJO EL FUEGO DE LA PRUEBA

INCENDIO EN MERCADOS DE COMAYAGUELA
Mario E. Fumero
Últimamente nuestra nación está sufriendo el fuego de las pruebas que la sumerge en la desgracia. Figuramos en los rotativos mundiales como uno de los países más corrupto, violento y sacudido por el fuego del desastre, que sumerge al país en tragedia, miseria y dolor.
¿Qué nos está ocurriendo? ¿Se cierne algún juicio, maldición o una mala racha sobre este país? ¿Serán todas estas calamidades la advertencia de Dios para que nos apartemos del mal y nos volvamos él, dándole la espalda a la corrupción que nos consume por dentro? No basta con orar, clamar, o proclamar decretos de prosperidad y bendición, como hacen algunos falsos pastores, que declaran una prosperidad que no llega. ¡NO! Lo que necesitamos es humillarnos delante de Dios, y reconocer nuestros errores para rectificar nuestras actitudes. Sí es cierto que es de humano el fallar, también es de valiente rectificar y arrepentirnos de nuestros pecados, para andar en integridad. La maldición es consecuencia de nuestra rebelión. El fuego puede ser causado por un juicio, pero también puede ser motivo de prueba, porque cuando hay desgracia, entonces reflexionamos y nos volvemos más a Dios. Muchas calamidades son culpa del descuido humano.
Hay muchas cosas que debemos meditar y buscar una lección en lo que acontece. No es bueno el preguntar el ¿por qué? ocurren estas desgracias, sino el ¿Para qué? ocurren las mismas. Dios nos habla de muchas formas, y quizás nos está advirtiendo que debemos actuar con más integridad en todos los aspectos, para prevenir muchas otras muchas calamidades. Hemos visto el desprestigio del país por la violencia existente. Vemos como el narcotráfico asola nuestra nación, arrastrando a muchos jóvenes a la delincuencia y el sicariato. Contemplamos asombrados como aumenta el consumo de droga. Miramos asombrado como la corrupción nos invade en todas las esfera de la sociedad, incluso aun en las mismas iglesias cristianas.
En esta semana (del 14 al 19 de febrero 2012) hemos visto como el fuego destruyo cientos de vidas en el Centro Penal de Comayagua, dejando dolor e indignación generalizada. Ahora vemos como un voraz incendio consume parte de la zona comercial de Comayagüela. Los mercados San Isidro, que sostenían a muchas familias humildes, han quedado asolados. No es la primera vez que esa zona es víctima de calamidades, pues en los últimos años otros incendios e inundaciones han dejado destrucción en esos lugares. El gobierno está agobiado con un terrible déficit económico, y la política distrae a muchos funcionarios de su trabajo en pro de una nación, la cual se hunde lentamente en la pobreza y muerte.
Cuando las calamidades son repetitivas, el menaje que trasmite es que con la primera desgracia, no aprendimos la lección de prevención. En los Centro Penales han ocurrido anteriormente dos incendios, y sin embargo, no se tomaron medidas preventivas para que esta desgracia no se repitiera. ¿No deberían, con el primer incendio, haberse tomado las medidas necesario para prevenir los mismos? Y en cuanto a la desgracia en los mercados de Comayagüela, ¿Cuántas veces se han incendiado e inundado? Y sin embargo, no se tomaron medidas preventivas correctas, porque estoy seguro que ni extintores había en los negocios, y muchas veces en los arreglos que se hacen, se usan materiales inflamables, porque hasta la madera es poco curada, y muchas veces tiene resina. ¿No se debe aprender de las malas experiencias, a fin de reconstruir algo que no deje espacio para que los mismos hechos se repitan? ¿Por qué siempre cometemos los mismos errores? Si se repara un daño, busquemos la forma de que el mismos no se repita en el futuro, ya que esto refleja que no tenemos capacidad de prevención, y por lo tanto, somos una nación que todo lo resuelve con la improvisación.

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