viernes, 11 de noviembre de 2016

Nacionalistas no respetan la Constitución, peor para que respeten una reglamentación

Por: Redacción CRITERIO
Tegucigalpa.- Si los nacionalistas no respetan la Constitución de la República al querer reelegir a Juan Hernández con una ilegalidad, peor para que respeten una reglamentación que pretenden introducir en el Congreso Nacional,  dijo Carlos Orbin Montoya, esta mañana de miércoles.
Lo anterior fue una respuesta a la aseveración del presidente Juan Hernández, que en su aceptación de la candidatura de su partido, prometió que  solo estará en el poder cuatro años más. 
Montoya,  quien fungió como presidente del Congreso en el gobierno de José Azcona, agregó que los nacionalistas con su pretendida reglamentación,  en cuatro años se inventan otro millón y medio de firmas y dicen que el pueblo les pide que siga JOH y se olvidan de la regulación a la reelección.
Cuestionó que,  para que quieren seguir en el poder para seguir administrando pobreza,  porque eso es lo que hay en el país donde ellos han creado desempleo y estancamiento económico.
Montoya dijo que el actual mandatario debería buscar aprobar que la reelección sea alterna para que él pueda volver como un presidente que promete mejorar la caótica situación que vive Honduras.
La alternabilidad en el poder va a ser una situación impuesta por la crisis económica que vive Honduras y no por un ejercicio meramente democrático, señaló Montoya.
Esto está sucediendo en muchos países y a veces es tan grave que se buscan un outsider como el caso de Guatemala donde resultó que el “artista” que colocaron no sabe qué hacer con la crisis que vive el hermano país.

TSC, algo más que un reparto

tsc

Por: Thelma Mejía
Tegucigalpa.-  La próxima semana, los personajes más validados en Honduras—porque fueron electos bajo una papeleta con fotografía según Mauricio Oliva—llevarán a cabo una especie de simulacro público que concluirá con la elección de los próximos magistrados del Tribunal Superior de Cuentas (TSC), único ente con facultad para investigar el enriquecimiento ilícito en la administración pública, de ahí su importancia estratégica.
La elección del TSC no es un simple reparto de cuotas o “derechos adquiridos” como quieren hacer creer ciertos partidos políticos para justificar su ingreso a los juegos del poder por el poder, del poder por el dinero y del dinero para el poder, como afirman los analistas del patio. En el TSC se pueden lavar trapos sucios propios y ajenos, actuales o pasados, en fin, hacer “carrera limpia” la burocracia imperfecta y hasta los gobiernos locales saqueadores.

Por eso el malestar de las élites políticas cuando organismos de sociedad civil se retiran del proceso por opaco y sin normas reales de garantía. Hasta la MACCIH ha advertido de los riesgos que esta elección caiga en una politización partidaria despiadada que lejos de prestigiar al parlamento y al país, lo termine por complicar en su cacareada lucha contra la corrupción y la impunidad.

Pero ¿Quiénes se creen esos de la sociedad civil? ¿Quién es la MACCIH para meterse donde no la llaman, si su labor es de acompañamiento?  Y ¿Quiénes son esos cabezas calientes que no quieren a Honduras? Si un sector de la sociedad civil se retira del proceso, ¡Que le vaya bien!, otros vendrán. Así han sido los dardos y respuestas lanzadas por los políticos.

Sus respuestas no son para menos. Están incómodos por la vigilancia ciudadana y la veeduría internacional, misma que como recordó el presidente del parlamento, Mauricio Oliva, no pasan de ser representaciones diplomáticas que pueden opinar, pero no legislan. La soberanía está siendo puesta a prueba.

¿Por qué no quieren que metan sus manos en la elección del TSC? Porque es el único organismo facultado para investigar el enriquecimiento ilícito, ni el Ministerio Público tiene esa potestad. Y es ahí en donde duerme el sueño de los justos los casos de policías corruptos, de alcaldes, ministros, ex ministros y otros burócratas pasados y presentes.

Ahí es donde reposan las declaraciones de probidad y si alguien quiere seguir la pista del dinero público, seguro encontrará fortunas y bienes igual o mayores a los asegurados por ahora a las personas ligadas al crimen organizado. Igual, la corrupción es un delito que configura la rama del crimen organizado.

Esas y otras razones son el verdadero trasfondo para que exista tanto celo en torno a la elección del TSC. Entre los nominados para ser escuchados en audiencias públicas—el anfiteatro previo al gran teatro—hay personajes a quienes se les busca pagar favores políticos pasados y del pasado reciente para asegurarse un futuro floreciente.

En los pasillos legislativos y de otros poderes del Estado—independientes por cierto—ya trascienden nombres y pactos de caballeros entre las élites de poder político vigentes y en la sombra. Para el pueblo, la elección del TSC será un reparto, pero para las personas más validadas en Honduras, el proceso será muestra de una madurez política de consenso en donde la democracia requiere no solo sacrificios y tolerancia, también equidad e inclusión. Hay derechos adquiridos entre ciertos partidos que deben respetarse, nos dirán.

Y no es para menos. En El Salvador, tres ex presidentes—uno fallecido en el proceso—otro durmiendo actualmente en las bartolinas y un tercero asilado en la otrora Nicaragua sandinista, fueron pillados justamente por sus declaraciones de probidad, es decir, por esa figura de enriquecimiento ilícito a cargo del tribunal de cuentas.

En Guatemala igualmente otros funcionarios han caído por esas incómodas declaraciones de probidad, hasta un partido político se cerró y el ex presidente Otto Pérez y compañía no pueden justificar sus riquezas por esos pequeños detalles que no pudieron cerrar, pero que aquí en Honduras nuestras élites mejor validadas parecen estar dispuestas a blindar. Y como dicen los salvadoreños: ¡Salucita pues! A prepararse para ver esta elección.

JOH y sus coqueteos con el desastre o la prisión

Por: Carlos Zelaya Herrera
En un acto público realizado en el estadio “Héctor Chochi Sosa”, el titular del régimen se guardó por enésima vez en atreverse a lanzar su candidatura a la reelección presidencial “porque esto afecta a mi familia”.
Una vez más Juan Hernández se vio forzado a la cautela, a continuar coqueteando con el borde de un abismo mayor, en el que ya tiene a nuestro país, al no lanzar abiertamente su aceptación a una ilegal e ilegítima reelección presidencial.
Además, es necesario poner atención a esta clase de actos políticos en los que el régimen de turno moviliza centenares de buses y miles de supuestos simpatizantes y obliga bajo amenaza de despido a empleados públicos para que los acompañen; mientras escamotea la Bolsa Solidaria, 50 o más lempiras, entre activistas y obcecados parciales.
Un día antes comentaba una profesional de la ingeniería consultora del gobierno, que circulaban listas de empleados que debían asistir a esta concentración so pena de ser despedidos. 
Y la flojera de JOH no es para menos cuando su hermano el cuestionado político y defensor de narcortraficantes colombianos, según el caso de los implicados en el narco laboratorio desmantelado por la policía en La Iguala, Lempira, en marzo de 2014, Antonio Hernández, conocido con el alias de “Tony Hernández”, es la “persona de interés” que la Administración Antidrogas de Estados Unidos, (DEA), mantiene en investigación.
En el afán de desmentir la gravedad del asunto, el régimen exigió a la revista Insight Crime, desmentir un reportaje que señala a “Tony Hernández” de ser objeto de tal investigación y este medio reconoció cierto exceso en sus aseveraciones, sin desestimar que el mencionado es “persona de interés” para la DEA.
Un análisis casi forense del ex Comisionado Nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio López, puso al desnudo la imposibilidad que pone en choque la tesis de ese supuesto periplo y que con el cual “Tony Hernández” admite tácitamente que efectivamente es él, el hermano del presidente Juan Hernández, la “persona de interés” para la DEA:
++ “La distancia aproximada entre Tegucigalpa y Miami y de regreso es de unas 780 millas náuticas, que a una velocidad terrestre (ground speed) de unas 230 millas por hora, en un avión tipo King Air turbo jet, le pudo tomar en total unas seis horas con 47 minutos de vuelo. 
El desembarco para chequeo migratorio y sacar una ruta de vuelo y otros detalles en el aeropuerto, el “walk around”, posiblemente le tomó unas tres horas como mínimo, para un total de nueve horas con 47 minutos. 
De modo que si regresó a la hora de su conferencia en Tegucigalpa, es muy improbable que haya sido recibido en audiencia por la DEA fuera del aeropuerto, por lo que leyó su comunicado sin mostrar ningún documento que probara que tuvo esa audiencia con la DEA”, ++ expresó Custodio en su análisis de coyuntura.  
En cuanto a la reelección a la que alude el nacionalismo se trata de una figura ficticia en el entramado legal del país debido a que el pedido que hicieron 14 diputados cachurecos y uno de Unificación Democrática, fue para hablar abiertamente de la reelección sin ser sancionados por violar la Carta Magna.
En ningún momento la Sala Constitucional y el pleno de la Corte Suprema de Justicia podían pronunciarse ante semejante esperpento que es una enmienda de tal magnitud que es una potestad exclusiva del pueblo soberano a través de una Asamblea Nacional Constituyente, que sí podría llamar a un plebiscito de reforma o cambio total de la Carta Magna.
Juan Robando enarbola de la Honduras de servidumbre y sus 50 “peseros”, los lelos de la “Vida Mejor” con “El Pozo I” de frente, corean su promesa de construir el Pozo II, El Pozo III, El Pozo IV y El Pozo V”, para dar “seguridad” que el pueblo se merece.
En sus elucubraciones dijo que someterá a plebiscito  lo que le conviene en su propósito de dictadura neoliberal, para dando continuidad constitucional el programa “Vida Mejor” , o sea legitimar al sistema de migajas, miseria y mendicidad que difunde el régimen a escala mayor.
“Los próximos cinco años consolidará la Honduras que los hijos y los hijos de esos hijos merecen; dijo JOH, mientras al fondo las gargantas que se mueven por 50 lempiras gritaban “reelección, reelección, reelección”.
“Pido al Congreso Nacional que considere que el partido nacional recolectó 1.5 millones de firmas con el llamado a la reelección para que poner límites a la reelección, que no atente contra el derecho ciudadano de ver a quien elige como ciudadano a la presidencia”, agregó.
“Su respaldo me compromete y lo tomo en cuenta; esa una decisión difícil porque compete a toda la población, pero también afecta a mi familia, a mis hermanos. El jueves vence la inscripción de planillas y ustedes van a tener esa respuesta que los compromete a ustedes y a mi familia.” 
Repitió su trillada frase utilizada en la campaña política anterior: “soy Juan Orlando Hernández, vengo de las tierras del indómito cacique Lempira, de la mano de Dios y del pueblo hondureño, voy a ser el próximo presidente de Honduras”.