sábado, 11 de marzo de 2017

AL DESNUDO

EL KARMA DE LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL
Por: Carlos Herzel

Se cumple una vez más el principio del Karma, esa cosa que parece un toque de divinidad que emana de nosotros mismos como seres humanos; has bien y el bien retorna a tí, has mal y el mal vendrá en tu búsqueda porque lo que siembres, eso cosecharás.
Se cayó la tarima cuando en Choluteca Juan Hernández cerraba campaña de su ilegal e ilegítima reelección presidencial y con él cayeron el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva y como una decena de sus seguidores azules.
Días antes la comunidad de Ajuterique corrió a punta de piedras de su pueblo a Oliva, en respuesta a la desgracia de cerrarles su fuente de trabajo.
En su soberbia no quisieron entender el mensaje oculto que Dios les estaba enviando ante tanto desafuero. Los hecho sucecivos son una secuela de consecuencias de decisiones erradas asumidas desde que Juan Hernández presidía el Congreso Nacional.
Ahora están nerviosos y aprietan con más fuerza el pomo del cerco mediático en que nos tienen inmersos; no quieren hablar del tema y esperan con ansiedad que se den los resultados de las elecciones primarias para renovar el falso brillo de su igualmente falso líder.
Quieren llegar a la reelección y que el pueblo, porque somos la mayoría, vea cabisbajo la supuesta impopularidad de la Alianza de Oposición Política, pero de forma deliberada prefieren ignorar las terribles consecuencias que sus propias acciones les depararán.
Si el régimen entabla juicios contra el Secretario de Seguridad, general Julián Pacheco Tinoco; a Óscar Nájera, Pepe Lobo y cualquier otro nacionalista de altos vuelos embarrado por el narcotráfico, el lavado de activos, sean de dineros del Estado o del negocio de las drogas, será para protegerlos y que no salgan humillados del país.
Esto colocará al régimen y a su candidato en línea de colición con el Departamento de Justicia de Estados Unidos porque al tener juicios pendientes en el país se busca evitar un eventual pedido de extradición.
Asimismo, si Juan Hernández no decide con prontitud destituir al titular de Seguridad y a otros implicados de su mandato, tampoco logrará distanciarse del problema cuando el país se avoque a las elecciones generales, ese será el momento en que el pueblo pueda pasarle la factura de su pésimo y desgraciado gobierno.
Han hecho de la justicia una plasticina, algo maleable y al gusto de su egoísmo y su maldad; juzgan al indefenso y ensalzan la corrupta pudrición desde lo más alto del poder de la nación.
Ahí critalizará el inicio de su acompañamiento en una corte y en una prisión en Estados Unidos, como ya sucedió con Rafaél Leonardo Callejas y sucederá con Porfirio Lobo Sosa, las tres figuras máximas del olimpo de la corrupción y criminalidad cachureca extrafronteras.
Ese será el momento en que hasta el más ignorante y sencillo creyente del Partido Nacional reze porque tengamos algún día una calidad de justicia, como en Estados Unidos, parodiando los afanes de la reelección presidencial.

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