Ante la entrega de nuestro paìs en bandeja de oro; despues que cada metro cuadrado es propiedad de extranjeros y de avorazados politicos nacionales; nuestros "los dizque representantes de nosotros- los diputados" se han perfilado como asiduos alumnos de Paul Romer un famoso economista gringo, forjador de sus teorias sobre la economia y la productividad alla por los años 80`s y que ahora ha venido a nuestro pais a desarrollar zonas deserticas, para construir con capital extranjero y el sudor de nosotros los papos, una especie de LAS VEGAS.
Vean ustedes este reportaje de la fuente: Confidencial digital:
La "ciudad modelo" en Honduras: ¿Existe la reencarnación?
* De la Stanford University, el conocido economista de la Teoria del Crecimiento, Paul Romer, ha decidido dejar su empleo para salir a predicar en el mundo su propuesta de establecer ciudades- modelos como zonas especiales de desarrollo en países abrumados por la pobreza y la marginalidad.
Los hindúes y otras formas religiosas creen en la reencarnación, entendida como una repetición de la vida en otras condiciones. Según esta idea, las almas se separan del cuerpo, quedan libres por un tiempo y regresan a la vida material introduciéndose en los cuerpos de los nuevos seres que nacen. La teoría no explica, que si las almas son inmortales y por lo tanto, de un inventario fijo, por qué y de dónde sale el crecimiento poblacional humano que hace que en el siglo XXI andemos en más de 8 mil millones de habitantes del planeta tierra y esta población siga creciendo geométricamente. Eso no quita, sin embargo proselitismo a la idea, que de todas formas, parece inocua.
No sucede igual en materia de organización social, pensamientos económicos, filosofías, ideologías, dado que puede comprobarse casi milimétricamente, que sí existe la reencarnación en esos planos, o al menos, una especie de repitencia, ondulación pendular, dado que recurrentemente, los extremos oscilan como sucede en la moda de los vestidos: desde la extrema desnudez, hasta la extrema cobertura, pasando por todos los espacios infinitesimales posibles.
Siendo prácticos, la invasión de Irak o Afganistán por Estados Unidos, no difiere en nada de la de la fenecida Unión Soviética contra Checoslovaquia, Polonia, o el mismo Afganistán. Ni de los hechos fácticos cuando más atrás, César invadió las Galias; Jerjes el Peleponeso; Marco Antonio, Egipto; Cortés, México, o Atila invadiendo Italia; Adolf penetrando en Austria; Inglaterra Las Malvinas; Israel la Franja de Gaza y el Golam;Colombia al Ecuador (campamento FARC), etc.
De tal forma, que las modernas guerras de intervención son una especie de reencarnación de las antiguas guerras de conquistas. En términos de violencia, dominación, sometimiento, sí existe la reencarnación, podemos comprobarla sólo leyendo los periódicos del día.
En economía no sucede diferente, como ya lo ha iniciado a señalar el economista Adolfo Acevedo, comentando los modernos planteamientos retro del BID sobre políticas tributarias y de seguridad social, que nos reubican en los años 50 y 60 del siglo pasado.
Y no podemos más que hablar de reencarnación, refiriéndonos a una propuesta, que al parecer ya ha sido adoptada por el gobierno del Presidente Lobo en Honduras, sobre el interés de establecer las llamadas Charter Cities, que se plantean como la solución idónea para que los países de la periferia salgamos del estado de barbarie y entremos al de la civilización.
¿Qué diablos son las Charter Cities?
De la Stanford University, el conocido economista de la Teoria del Crecimiento, Paul Romer, ha decidido dejar su empleo para salir a predicar en el mundo su propuesta de establecer ciudades- modelos como zonas especiales de desarrollo en países abrumados por la pobreza y la marginalidad.
Si estos países, dice, cuentan con amplios espacios geográficos prácticamente sin usos productivos, prácticamente despoblados, pues no hay mejor oportunidad para que el gobierno ceda esa área en administración a una empresa ad hoc, que se encargará de planificar y ejecutar las políticas y reglas que se aplicarán en la nueva ciudad, distintas a las del gobierno-huésped. Como la zona es despoblada, la empresa beneficiaria se asegura que solamente la gente que quiera vivir y trabajar bajo sus reglas, pueda ingresar. Es decir, toda su población estará dentro, bajo su libre y espontánea voluntad. La voluntariedad es uno de los requisitos más propagandizados en el sistema, pero las reglas, normas y leyes previamente aceptadas para el ingreso, obligan a su acatamiento fiel una vez adentro. Romer habla de un gerente “fuerte” administrando las ciudades.
Los eventuales inconformes serán invitados a retirarse de la ciudad, garantizando el clima social más estable en la misma. La ciudad definirá un marco legal, contractual, para su funcionamiento económico, productiva y financiero, incluyendo reglas de inversión a largo plazo y de seguridad para sus habitantes. Pero…quiénes serían sus trabajadores y habitantes, quiénes sus administradores?
El esquema de Romer se basa en las referencias a algunas experiencias concretas, como el establecimiento de Zonas Económicas Especiales en China, en el caso de la ciudad de Shenzhen (tratando de clonar el desarrollo de Hong Kong bajo administración británica), o en la India o en Singapur. De esa manera, podría haber un país huésped (aporta la tierra), un país aportador de pobladores y mano de obra, y un país inversor (aporta el capital).
Romer por ejemplo, define a Brasil como un potencial huésped, Haití como fuente de mano de obra disciplinada y Estados Unidos con capital, tecnología y respaldo. O bien, dice Rommer, Mauritania cediendo las tierras, mientras Francia y Noruega respaldarían. El esquema inicial lo planteó Romer en la Conferencia del Banco de México “Challenges and strategies for promoting economic growth” en octubre 2009, disertando a la par del economista iberoamericano Enrique Iglesias, de James J. Heckman, Premio Nobel de Economía 2000, de John Lipsky, Director del Fondo Monetario Internacional, y destacados funcionarios del Banco Mundial y banqueros de España y las Américas.
Las ciudades modelos atraerían inversiones extranjeras, pues tendrían cero cortapisas, propiciando su moderna urbanización, el establecimiento del comercio y la banca y la prosperidad de sus habitantes, irradiando con su ejemplo a las zonas adyacentes, que como Shenzhen viendo hacia Hong Kong, adoptarían sus reglas y principios para desarrollarse igual.
Naturalmente, el esquema de las libertades políticas, derechos humanos, soberanía popular (la capacidad de elegir) no es parte del modelo econométrico de Romer. Menos aún la soberanía jurídica y territorial del estado huésped, que cede las propias a la empresa Charter city que se trate.
Nadie puede dudar que el esquema de Hong Kong o incluso de Israel poblando y desarrollando las tierras palestinas, han sido y son modelos típicamente colonialistas. El modelo “Charter Cities” demuestra lo que afirmamos: ¡ la reencarnación existe! ¡Los muertos se entierran de un lado y nacen en el otro! Al menos en economía e ideologìas.
Mencionábamos el caso de Honduras, donde su Presidente Lobo, está en trámite para ceder 33 kilómetros cuadrados por 100 años para la primera Charter City en Centroamérica. Uno de los requisitos para establecer zonas francas (zonas extra territoriales en el territorio nacional) es que esté deshabitada. La innovación de Romer es superar esta limitación y dejar allí mismo a la mano de obra que levantará ese emporio, esa gran zona franca urbana, comercial y financiera. “¿Qué son 33 kilómetros cuadrados para Honduras, si nadie puede echarse a tuto las carreteras, puentes, escuelas, hospitales modernos que dejarán construido, si se les ocurre irse?”, declara el Presidente Lobo.
O sea, ¿qué importa que el colonialismo reencarne, si le estoy atrapando su cuerpo?, parece razonar este flamante presidente.