Que raros somos los seres humanos (y yo el primer furtivo critico); cuando estamos vivos nos matamos, nos masacramos, nos humillamos, nos golpeamos, nos odiamos, nos amamos cuando queremos; hacemos las peores cosas a fin de ver de menos a los demas, de sentirnos superiores a otros, o aquellos se sienten ineriores a nosotros, no vemos mas alla de la punta de la nariz o de nuestros hombros. Este es el tipo de convivencia que llevamos cuando estamos arrastrando nuestros pies en esta tierra; no nace en nosotros el llevarnos camaradamente bien con nuestros hermanos los humanos; sino que hacemos distinciones de razas, de color; nos desgañitamos por colores politicos y nos agarramos de las greñas cuando nos creemos los inventores del agua hervida por cuestiones religiosas, aduciendo que unos son santulones come santos y cagadiablos y otros pretendemos ser santos; esta es la triste realidad del tipo de convivencia que venimos trayendo desde tiempo inmemoriales y es lo que heredamos a las nuevas generaciones. Y es mas raro cuando inyectamos hasta en los animales el odio hacia los demas como en el caso de los perros, sin saber que a la vuelta de la esquina nos tratan como perros y morimos como tales.
¿Que cosas tan raras no? No nos olvidamos o nos hacemos los papos, cuando pasamos por un cementerio o campo santo y observamos que en ese lugar todos estamos revueltos; alli quedan por siempre y hasta que Dios diga, todas nuestras malas pretensiones; alli comemos lo que le gusta a morgan, alli quedan los orgullos, las vanaglorias, las altibeces, las heredades, las insidias, los temores, los resquemores, los odios y todos los defectos de caracter que adolecemos los seres humanos. Alli, precisamente alli nos podrimos mas que un perro y hedemos peor que un perro, nos rodean las moscas, los gusanos y las aves de rapiña; alli en los cementerios sean pobres, de lujo o de màrmol; sean criptas, nichos o pura tierra, alli nuestras carnes se corrompen mas que lo que hicimos cuando estabamos vivos. Con la muerte no hay oportunidades, esto solo es en vida; con la muerte ya no hay perdones, porque esto solo es en vida; con la muerte ya no hay arrepentimiento, porque esto solo es en vida.
En la tumba fria quedamos todos helados, duros, despellejados y consumidos; no queda ni la mas minima mortaja mucho menos el pelo, quizà los dientes; alli quedò todo lo malo que hicimos en vida y aùn las cosas buenas; pero por lo menos estas prevaleceran en nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
En los cementerios nos juntamos todos: pobres y ricos, de diversas culturas y partidos politicos, nos unimos diferentes razas; profesionales y jornaleros; aqui no hay distinciones de clase social, de colores politicos, de religion, de sexo; aqui es por partes iguales aunque nos pongan las mejores flores, las mejores estatuas o las mejores placas o cruces; aqui no hay diferencia porque muertos no sentimos nada, no recordamos nada.
Que sirva esta reflexion para aquellos que se creen la mama de tarzan, para aquellos que sienten que no hieden, para aquellos que se creen un "adonis" o una "venus de milo" y que asi quedaran en sus tumbas; uno no sabe si sera envuelto en cartones, en una caja de terciopelo o tirado como perro en una fosa sèptica; por eso debemos pensar en tener una vida mejor y gozar de una verdadera convivencia con nuestros hermanos los humanos. Dios nos guarde a todos.