viernes, 21 de mayo de 2010

LA CARTA NUMERO TRES Y LAS TRES COSAS DE LA VIDA

HERMANOS:
TRES COSAS HAY EN LA VIDA:
SALUD, DINERO  Y AMOR
Quiza yo tenga salud y pisto pero no amor y asì

HAY TRES CARTAS EN LA VIDA:

1. La carta del Papa
2. la carta magna y
3. La que me enviaron de Argentina

que vaina no?


A la Iglesia de Honduras y al Cardenal Oscar Andrés Rodríguez

El golpe de Estado en Honduras, desatado por la dictadura militar y sus cómplices, trajo muerte, cientos de detenidos, periodistas perseguidos y apresados, confiscados sus equipos y violado los derechos humanos.

Esta situación lleva a preguntarle al Cardenal Rodríguez, al dictador Micheletti y sus secuaces: ¿Es esto lo que esperaban? ¿Asesinar a personas indefensas, suspender las garantías constitucionales del pueblo, apresar y reprimir a quienes reclaman sus derechos y la restitución del presidente Zelaya en sus funciones?

Cardenal Oscar Andrés Rodríguez: el camino que has elegido de ser cómplice de la dictadura militar, no es el camino del Evangelio. No puedes estar en contra de tu pueblo y permitir la violencia y represión que, en nombre de la supuesta seguridad y del derecho, comete graves violaciones, precisamente, de los derechos humanos. El pastor que abandona sus ovejas y permite las atrocidades y apoya la dictadura para defender sus intereses económicos y políticos, no es digno de ser reconocido como Pastor de Cristo y por su pueblo.

En América Latina tenemos una larga y dolorosa historia de dictaduras militares y complicidades de jerarquías eclesiásticas, que estuvieron al servicio de la opresión y fueron cómplices de la muerte y desaparición de personas, de torturas, para imponer el terrorismo de Estado.

Lamentablemente esa actitud continúa en varios países, como el comportamiento del Cardenal Terrazas en Bolivia, que se alió y apoyó a los golpistas para intentar derrocar al Presidente Evo Morales. En Venezuela la Jerarquía eclesiástica apoyó el golpe militar contra el Presidente Hugo Chávez.

Escuché tus declaraciones contra el presidente venezolano. Tienes el derecho de disentir, pero no el de difamar. Nunca escuché tus declaraciones para condenar la intervención de Estados Unidos, en tu país y el continente, o sobre las atrocidades cometidas en Colombia y la incursión armada contra el pueblo hermano del Ecuador.

Gracias a Dios, hay signos de esperanza y horizontes de vida y dignidad, de hermanos y hermanas que fieles al Evangelio y a su pueblo, se comprometen y luchan por un mundo más justo y humano y muchos de ellos dieron su vida para dar Vida; son los mártires de la iglesia que nos enseña a seguir el camino de Cristo. ¿Recuerdas a nuestro hermano Monseñor Romero, en El Salvador?

Bien sabes que Honduras es un país con un largo historial de intervenciones de EE.UU. apoyado por grupos económicos, políticos y eclesiásticos. Hoy esos mismos grupos de poder, con la complicidad del embajador de los EE.UU. en Honduras, quien confiesa que estuvo reunido con los golpistas, se oponen a las reformas que propuso el Presidente Zelaya y deciden dar el golpe de Estado para negar la Consulta Popular.

¿A que le tienes miedo hermano Rodríguez?- ¿A tus propios miedos? ¿A la Consulta Popular para que el pueblo decida el camino a seguir? ¿Tienes miedo a los pobres, que participen y quieran adherir al ALBA y no someterse al TLC que es mayor dependencia de los EE.UU. y que esa decisión afecte los intereses económicos de aquellos que siempre oprimieron al pueblo hondureño? Recuerda que Honduras tiene el 70 % de la población en la pobreza y el 58% bajo el nivel de pobreza, situación provocada por la injusticia social y estructural. Al recurrir a la violencia contra el pueblo para sostener la situación de injusticia estructural y social, la situación se les ha vuelto incontrolable. Están como el "aprendiz de hechicero", ya no saben cómo pararla.

La comunidad internacional les reclama el inmediato regreso del presidente Zelaya. La OEA, la ONU, sectores sociales, políticos y religiosos, como los Obispos de Brasil, Don Pedro Casaldáliga y Demetrio Valentín, reclaman la vuelta a la legalidad y respetar la voluntad del pueblo.

Escucha la voz del obispo de Copán, de tu tierra, las miles de voces de todo el continente y el mundo, que rechazan la dictadura. Si el presidente Zelaya cometió un delito, o cualquier falta, el país tiene la Constitución Nacional y las leyes vigentes para determinar su responsabilidad. Pero ustedes impiden aplicar la ley y recurren al golpe de Estado. Y pretenden disfrazar sus crímenes con palabras vaciadas de contenido.

Hablan del Derecho y de la Constitución, de la dignidad humana y los violan y contaminan, y responden reprimiendo al pueblo, provocando muertes y heridos. ¿Por qué tantas contradicciones y falta de valores? ¿Qué tienen que ver esas atrocidades con el mensaje de Cristo? Espero que en tus oraciones Dios te guíe e ilumine, porque estás perdido en la maraña de la incertidumbre. ¿Hasta cuándo piensas seguir de inquisidor, apoyando a los verdugos que implantaron el terror y asumieron el poder en tu tierra?

¿Tienes conciencia que el golpe de Estado en Honduras, es un peligro para la democracia en el continente? El pueblo tiene derecho a la resistencia frente a las injusticias, a no cooperar con los opresores, a desconocer a quienes usurparon el poder. Y los gobiernos y pueblos latinoamericanos tienen la responsabilidad de desconocer a un gobierno ilegítimo y represor. Muchos años de lucha y sufrimiento implantado por las dictaduras en todo el continente nos enseñaron en el dolor, que es preferible morir como hombres y mujeres libres, que vivir como esclavos. Porque la esperanza siempre nos muestra un nuevo amanecer para la vida y dignidad de nuestros pueblos.

Hay que resistir en la esperanza, hermano Rodríguez, y esa esperanza está caminando junto a los pueblos y nunca en el camino de los opresores. Tienes que optar, como hombre y como pastor: servir a Dios y a tu pueblo, o servir a los opresores y poderes de turno. Son muchos las preguntas. Tú tienes la respuesta.

"Sólo la Verdad nos hará libres". Que el Dios de la Vida te guíe e ilumine y en su Paz y Bien.

Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz

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