sábado, 29 de marzo de 2014

UNO DE LOS MAYORES DESCAROS DE UN ALCALDE DE TEGUCIGALPA




Uno de los robos mas descarados en la alcaldia de Tegucigalpa, me recuerda al robo de diamantes de una pelicula, de forma espectacular;pero eso es ficcion no igual a lo que ocurrio en la capital de Honduras en  2013. 

Pues el tal robo se refiere a toda la trama que inicio el flamante niño malcriado de mama y papa Ricardo Alvarez, inaugurando semejante parto blanco dias antes de entregar su palo municipal a otro que quien sabe que hara con esta destartalada ciudad llena de casas locas.

Todavia estamos esperando que vengan los buses amarrados con mecate de Guatemala, alquilados con una millonaria suma; quien sabe porque carretera vendran porque, que trayecto tan largo, sera que vienen desde la luna. Pues el salvaje inauguro unas casetas y unas callejuelas que hoy son peatonales, debido al "ca......." de trafico que dejo al volarse los puentes y reducir las vias y esto por el famoso TRANS450. Hoy premiado como gran ministro designado presidencial, producto de un chingaste que le dio el actual presidente cachureco, como si la ley no llegara hasta alli.


Que barbaridades las que se cometen en este pais, nadie dice ni hace nada; las autoridades, todas amarradas en el mismo costal para favorecer a los grandes delincuentes, igual a aquel fulano del seguro social, dizquen por alli anda huyendo, es pura paja y metieron a un dundo a la carcel. Cuando veremos a estos ladrones del erario publico tras las regas? JAMAS.

Que descaro el de este hOMBRE dejar mas hundida a la ciudad con esa pajota de los buses mecatiados, que vamos a hacer los hondureños con estos tipos? Que alcaldillos los que el pueblo escoge y ese semejante cabron estuvo 8 añotes haciendo nada. Vale mas que se fue sin pena ni gloria, pero la historia de Honduras lo perseguira igualito a aquellos de su misma calaña que dejaron embrocados en las casas y bancos de empeño edificios y callejones; otros dejaron unos hoyos igualitos a sus apellidos. Que fastidio ser hondureño y ver como nuestros hijos honrados observan estas calamidades publicas, profanadores de la verdad, de la justicia, del derecho y de la moral.

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