Francisco Morazan separo la Iglesia del Estado, para que los ministros eclesiasticos no interfirieran en la politica, porque en aquellos tiempos la cosa era terrible; hoy ¡no se oye padre¡; hoy unos cuantos quieren torcer o cambiar esa norma Morazanista, solo por llevar agua a su molino.
Muchos pastores dizque "profetas" no les basta con amasar fortunas esquilmando los bolsillos de sus feligreses; desean meterse de lleno donde no deben estar, pues su llamado pastoral es para PASTOREAR a sus ovejas en sus iglesias; pero como no les ajusta lo que le roban a los pobres y sencillos miembros de sus congregaciones, lamen las botas a los gobernantes para conseguir prebendas que no es parte de su habito.
Claro, al recibir las prebendas tienen la ineludible obligacion de defender a capa y espada a sus altruistas donantes, aun asi se lleven de encuentro las normas del evangelio, que un dia juraron respetar.
Es el caso del Cardemal hondureño Oscar Andres Rodriguez arzobispo catolico y el reverendisimo Evelio Reyes pastor Evangelico; emparentado con Juan Orlando Hernandez y con otras personalidades entronizadas en el gobierno nacionalista.
A ambos personajes nos les importa llevarse al pueblo de encuentro; difamando, exigiendo, mofandose de la humildad de todo un pueblo avido de paz. No, ellos se inmiscuyen en asuntos politicos y se olvidan del Dios que los acobijo para dirigir a su pueblo y lo cambiaron por el dios dinero.
Almas que andaran en pena el dia que su dios los llame a abonar la tierra, porque me imagino que hasta sus parasitos y gusanera no fermentaran sus cuerpos corroidos por el odio y sus intereses mezquinos.
Vamos de Diablo a Diablo, estos dos señores tienen su propia gloria, su propio destino, su propio futuro; labrando su propia estaca.
Como es posible que con sus manos atadas bajo sus mangas o extendidas hacia el cielo, con sus ojos cerrados quieran dormir al sueño; hipocritas, tumbas blanqueadas por fuera y podridos por dentro; eso es lo que son; estan como para enviarselos a Paquita la del Barrio para que les haga arreglos de lo que son en realidad; bajos, viles, engreidos, mentirosos, oprobiosos; y para que seguir acordandonos de estos amorfos que destilan veneno y aupando la barbarie a la que estamos sumidos en la actualidad.
Que Dios ponga su mano sobre estos vejestorios, de Diablo a Diablo se entienden.
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