lunes, 7 de agosto de 2017

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RASGOS

Tuve una vida muy complicada en mi infancia a partir de los 10 años; malos tratos e indiferencias; tampoco estoy traumado porque eso yo lo supere yéndome de mi casa casi a los 18 o 19 años y perdonando al mismo tiempo a las personas que me causaron esa tribulación que era  angustiosa y gracias al propósito de Dios, me encontré con personas de buen corazón que extendieron su brazo cálido y amigable.

Allá por los años 80´s, me topé con la peor desgracia de mi vida, la que en casi 34 años tuve crueles episodios de un vicio que conocí a mis 27 años de edad: “El alcoholismo”. Este mal hizo presa de mí en todos los aspectos: volviéndome irresponsable, a veces hasta malcriado, como que todo me valía un bledo. Pero en la práctica y a la escucha de muchas experiencias de algunos alcohólicos arrepentidos consagrados en grupos del programa de AA, me di cuenta que las historias eran y son muy distintas en cada individuo, pero el padecimiento es el mismo;  iguales síntomas pero experiencias distintas.

Algo de admirar y quedo perplejo, es que alcohol jamás pudo doblegar mi carácter; si hizo sufrir a mi  familia.  He frenado de a poco, dado que cada vez me sentía peor de salud, sumado a los achaques de la vejera; por eso pienso que algunas personas no me dan la razón ante cualquier circunstancia y quizá crean que no tengo habilidad para pensar; al contrario, en mi sobriedad y en la madurez alcanzada, después de conocer a muchas personalidades escuchando consejos y experiencias vividas fuera del alcohol, me conformo en analizar las situaciones; prevenir los problemas y evitar a quienes confunden las mentes de los hombres. No es ayuda para uno,  aquellas personas que quizá han dejado la bebida por una u otra  razón y se vuelven los redentores,  donde su vida personal quizá no es muy halagadora y por eso no le da derecho ni siquiera a dar un consejo.

Tengo amigos que si valen la pena; me dan animo  de vivir una vida plena, como la que vivo en la actualidad; fuera de vicios, dedicado a mi trabajo y a continuar cuidando a mi familia, y de paso a servir a quien me necesita.

También tengo una grata familia, pequeña pero unida; la mejor bendición que Dios me ha dado, donde nos apoyamos mutuamente a pesar de mis torpezas.

No ha sido el programa de AA el que me ha inducido a dejar el alcohol, aunque si me dieron la pauta para evitarlo; es el acercamiento espiritual con Dios y su Palabra; y el intercambio de conocimientos con conocedores espirituales lo que me ha ayudado en gran manera y que me ha hecho crecer espiritualmente, a pesar que conocí de Dios hace muchos años.

Ante este acápite de mi vida; aun así; hay momentos que me siento débil pero no de fortaleza física; sino como que desmayo y me dan ganas como de  gritar de impotencia, cuando no puedo opinar acerca de algunas cosas que suceden por ejemplo en mis asuntos domésticos; el ver las injusticias en mi país y como este se  desangra  y cae en las profundidades de la impunidad.

Por eso siento deseos de gritar, de salir corriendo; pero me contengo porque sé que esto podría ser de locos e irrazonable y además con mis problemas cardiacos podría obtener un desenlace que no deseo.

A veces veo el peligro dentro de mí mismo hogar, trato de evitarlo aunque las reacciones de mi esposa no se dejan esperar, más cuando se le tocan sus “plantitas”; tal pareciese que es más importante sus arbustos que su vida misma o la de las demás personas o del bienestar común de los vecinos; entiendo su amor por la naturaleza, pero también esta como tal tiene un ordenamiento; pero esto no es lo importante de estos rasgos. Lo importante es mantenernos sanos física y espiritualmente; alejarnos del peligro y evitarlo; mantener la cordialidad con nuestros  vecinos y la unidad familiar. Pedirle a Dios todos los días de nuestra vida sea que estemos sanos o enfermos; con o sin dinero; rogarle por nuestros amigos, nuestras familias y por este país.

No sé qué me dio en este momento por escribir estas breves líneas de mi vida; pero lo mejor del texto es la esencia de la sinceridad con la que lo hago, algo que nació de mi corazón, gracias a Dios por ello.


GRACIANO ARCOS

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