Recuerdo que Tegucigalpa hace muchos años atràs era super helado y de tiempo en tiempo tambien los veranos eran calientes; despues de soportar esos veranos calientes no tanto como los de ahora, cuando llegaban los aires de noviembre, solo me acuerdo de los examenes finales en el Instituto Central, a eso se sentia cuando hacian los vientos frescos.
De estudiantes nos ibamos con los compañeros al cerro Juana Lainez a estudiar, por la tranquilidad y el buen aire que alli se respiraba; no era hediondo y pestilente como ahora, pues los gobiernos militares se encargaban de mantener el predio aseado; muchos recuerdos de mi infancia y mi tiempo de estudiante.
En estos tiempos ya se se sentia el olor a nacatamales (exagerado), pero creo que la tuperia traia esos olores a nuestras narices; que dias aquellos; jamas volveran esos tiempos, tanta depredacion de nuestros bosques, la migraciòn de personas y familias enteras que equivocadamente pensaron que en Tegucigalpa tocarian las perlas del oro y mas bien la han sumido en una plena desgracia con sus anillos de misera; pero esto no es su culpa sino de los alcaldes de turno. Estos aires en Tegucigalpa no volveràn, por mil melodias marciales que ejecuten los mas expertos en la musica, no los haràn volver; de lo unico que si estamos seguros es de los aires inmundos de la pestilencia de mi amada Tegucigalpa (incluyo a mi tierra Comayaguela), eso si abunda en la actualidad. Dios libre nuestros pulmones.
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