Dicen algunos parroquianos de la antañona Tegucigalpa; que en la madrugada se escuchaban grandes estruendos dizque de petardos, cohetillos, lanzagranadas, bombas y otras hierbas; celebrando no se que cosa, pero la verdad sin que ellos lo supieran; eran las grandes correntadas de agua que arrastraban a su paso chanchos, troncos de arboles; piedras y hasta algunos vehiculos muy cerquita de sus casas.
Los parroquianos capitalinos sin todavia salir de sus casas al escuchar los estruendos; estaban tan felices porque se acordaron que ese dìa, San Miguel el patrono de Tegucigalpa; correteaba por toda la ciudad, celebrando un aniversario mas de la capital.
Menuda sorpresa se llevaron, cuando unos cuantos se despertaron cuando sintieron que sus camas se movian y que los muebles cambiaron de lugar y ¡¡ Sorpresa !!; no era San Miguel quien revoloteaba por sus casas; sino que sus camas flotaban en medio de las correntadas y los grandes troncos removieron sus paredes y como barco al garete nadaban tambien sus muebles.
¡¡¡ Ay !!! ¡¡¡Ay !!! gritaban desesperados los parroquianos tratando de asirse a cualquier cosa al verse anegados hasta el cuello; mientras que en el Parque Central, el Alcalde, sus regidores y la familia miranda; hacian rugir a fuerza las campanas de la catedral; como diciendo al pueblo capitalino que su dia habia llegado; estallaban los petardos y las bombas al unisono y finalmente levantando sus copas y su caviar, saludaban un año mas de Tegucigalpa. Pero que paradoja, estos señores y los miranda jamas se imaginaron, que tambien su dia habia llegado a aquellos parroquianos cuyas casas, animales, siembros y familias en ese mismo instante, dejaron de existir, por los estruendos; ya no de cohetillos sino de los desastres causados por la madre Naturaleza.
Y si la historia sigue su curso tal y como se està escribiendo, solo observemos el contraste de las dos fotografias; entre la modernidad y la antiguedad; para allà vamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su respuesta muy pronto