Llego a mis oídos una historia entre sarcástica y chistosa, entre la verdad
y la mentira y más tenebrosa porque de claridad no refleja nada; es la historia
de una doña de un barrio marginal cuya casa en vez de techo de lámina son un montón
de cartones y cachibaches, no tiene agua potable sino que recoge el agua lluvia
en botes de coca, no tiene sanitario y usa el padre matón, no tiene estufa sino
que hace fogatas con leñitos que encuentra por alli; pobrecita choncita; el
piso de la covacha es de pura tierrita y duerme en el pesebre sobre cartones, arropada ella y
sus chilpa yates con periódicos de El Heraldo y La Prensa, su papel higiénico
es una que otra página de Hablemos Claro.
Pobre choncita tiene ya casi 90 años y como han pasado los años como dice
la cancion, nadie; ninguno de los que se sientan durante cuatro años en la
alcaldía o en la presidencia se han preocupado por ella.
Pero hoy, ha surgido una luz en el desierto y en la vida de la pobre mujer;
un tal hombre nariz puntiaguda y con sonrisa como graznido de pájaro agorero
que anda tratando de amarrar una burra ensillada, paso por la covacha de
choncita; la abraza, la besa, la llena de caricias y le promete una vida
mejor, le pide que se busque un
cuchitril mientras arregla su vivienda. Choncita como viendo al mismísimo dios,
se llena de alegría, sus lágrimas corren de sus ojitos vencidos por las
arrugas, casi le besa las patas al tal hombre y le agradece y le dice que “si”
acepta lo que él le ofrece; pero en el fondo del corazón de choncita ignora cuales
son las intenciones del torvo y ella piensa “¿será que me va a pedir algo que
quizá no le pueda ofrecer?” ¿Cuál será el interés de este hombre y porque se fijó
en mí y no en otras que están igual o peor que mí?
Pero bueno Choncita se va para una escuela que le ofrece una estancia de
cuatro dias y aquel señor con un pucho de cipotes se pone a jalar arena,
cemento, laminas, sanitarios, madera y todo material de construcción; compra
una que otra cama plegable, cobijas del bulto (porque no crean que todo será
color de rosa para choncita) le conecta el agua potable, la energía eléctrica y
bueno y al termino de cuatro dias llama a choncita y a sus nietos y dos hijos
varones y le dice: -cierre los ojos y vengase conmigo- ahora – ábralos- y la
pobre viejecita no cree lo que está viendo ante sus ojos; una casa para ella
solita y su familia y –vengase por aquí- le dice el hombre; -mire- le dice – ya
tiene su luz, sus interruptores-, -vaya enciéndala usted misma- ; -ahora vengase
para acá-, -mire sus dos cuartos amplios, su cocinita-
La pobre choncita no haya que decir ni siquiera le pregunto el nombre y
sigue el hombre con su explicación – mire venga y vea su nuevo baño con regadera,
vea el nuevo cagadero ¡eh¡ perdón el sanitario, su agua potable, mire la pila
para que lave su ropita- y lo más extraordinario le dice- y vea choncita un eco
fogón que solo requiere de dos leñitos para que haga sus tortillas y un filtro
de agua-, -le gusta?- ahora le voy a dejar un quintal de maíz (maseca) para que
sea empresaria de la tortilla, pero con la condición de que, del producto de las
ventas cada día me entregara el 55% de lo que reciba y el resto es para usted.
Y la pobre choncita en sus adentros dice “no hay amor sin interés, que no
joda este ya dijo ya me comí esta vieja pero vémela”, la cosa que choncita le
siguió la corriente entre alegre y apesadumbrada; por último el hombre le ofreció
para celebrar el acontecimiento un gran almuerzo de chilaquiles, quesadillas,
pupusas; haciendo trabajar a choncita en el tal fogón (ve que bonito) y para
deslizar un fresco de agua chirria de
chan; ¡ay choncita¡ no crea en esas patrañas que en el fresco va la
brujería del mago de lempira.
Al terminar se despiden de choncita, pero ¡ah¡ se me olvida choncita,
dentro de tres meses usted ira a este lugar a recoger una cositas que le van a
entregar y le dejo esta fotita, póngala en una de las paredes y cuando usted
escuche la bulla de las elecciones, tal vez se acuerda de mí el de la fotita y choncita
le dice entrelazando los dedos pulgar e índice hacia atrás – si mi guapo no se
preocupe ya pego la fotita y si escucho eso que dice usted soy la primera en
buscarlo por la fotita-
Y esta es la historia de choncita, así como ella hay muchas historias que más
bien parecen las historias de Jorge Montenegro casi inverosímiles, pues el
señor de la fotita pretende que de las mentiritas por medio de las casitas y
los fogoncitos, crear una verdad en la mente de personas como choncita.
Pobrecito el hombre de la fotita.
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