miércoles, 14 de mayo de 2014

LA DIFERENCIA ENTRE POLITICA Y POLITIQUERIA

Si eres de aquellos que alguna vez ha dicho “A mi no me gusta la política” este artículo puede resultar ser una lectura interesante para ti y ¿por qué no? para tus conocidos. Si no lo eres aún asi te invito a leerlo…

Primero que nada voy a aclarar que el artículo que voy a citar no lo escribí yo, no es de mi autoría. Pero me pareció bastante acertado cuando lo leí y dada la situación actual tanto en las universidades como en el país, me parece importante que, como estudiantes y futuros profesionales, y aún más para aquellos que ya son profesionales, se aprenda a reconocer la diferencia entre los términos Política y Politiquería.

La primera vez que me fijé en la diferencia entre estos dos términos me encontraba en un laboratorio de física por allá por cursos básicos con un profesor y amigo al cual admiro bastante. Tocamos el tema por algo que no viene al caso en estos momentos.. y fue interesante ya que realmente solemos confundir un término con el otro. Cuando en realidad uno es el uso inadecuado del otro. ¿los confundí verdad?… vamos a ver la diferencia entre política y politiquería.

Para esto voy a citar un artículo que conseguí en internet, está escrito bajo una realidad en el Perú pero que es bien aplicable en nuestra situación actual.

Un ensayo sobre los peligros de la politiquería y cómo amenaza con acabar con la política. Juzgue usted, estimado lector, en qué fase del proceso nos encontramos.

Entre política y politiquería

Gonzalo Portocarrero

Desde hace algún tiempo se ha instalado en mi cabeza una frase, de repente leída, de repente creada; en todo caso, una verdad indudable: “Lo urgente es el rostro visible de lo fundamental”. La idea es que la política peruana está dominada por las urgencias. Tapar huecos, apagar incendios, parecen ser las actividades que agotan la agenda de nuestras autoridades. No se quiere ver que los incendios y los huecos son síntomas de algo mucho más profundo y decisivo. En el fondo, de la falta de una autoridad legítima que pueda lograr y gestionar consensos, que instituya marcos en los que la competencia política pueda discurrir en forma transparente de acuerdo con las expectativas de la ciudadanía.

En principio, la política es el proceso a través del cual una sociedad crea una capacidad de actuar con inteligencia sobre sí misma. Supone que mediante una discusión argumentativa se avizore un interés general, un diagnóstico de los problemas colectivos, una propuesta de cómo superarlos. Paralelamente, la política implica la institución de una red de organismos que puedan ir resolviendo los problemas. Finalmente, la política conlleva la organización de voluntades colectivas, de actores políticos que representan la diversidad social. Organizaciones en las cuales los individuos se inscriben en función de procurarse el desarrollo personal que brota del servicio al interés colectivo.


Lo que puede llamarse politiquería corresponde al dominio de los intereses particulares no inscritos en una estrategia que los trascienda. El poder y la figuración son anhelos demasiado evidentes y humanos como para pretender ignorarlos. No obstante, estos deseos pueden encontrar amplio campo de realización en el terreno de la política, en el servicio de la ciudadanía. Pero cuando estos deseos se desbocan surge la politiquería. La ambición personal y la de grupo se convierten en las causas efectivas del quehacer político. Entonces la politiquería puede destruir la política.

Aunque pueda tomarlos como excusa, la politiquería no tiene nada que ver con los intereses generales. El fin de la politiquería es la ganancia personal por la via de producir una apariencia de respetabilidad tras la que se esconden pasiones descontroladas. La voracidad por el dinero o el poder, o la envidia, el rencor y los celos, son los móviles verdaderos de la politiquería. De ahí nacen la intriga, la traición, la retórica vacía, la falta de lucidez. Finalmente, el desgobierno.

Pero lo paradójico es que la politiquería, al socavar la política no hace más que destruir el único escenario donde esta puede ejercerse. La descomposición moral y política de un régimen no hace más que anunciar su caída. El predominio de la politiquería es el triunfo de la racionalidad ventajista de los individuos sobre la racionalidad colectiva de la sociedad.

Resumiendo un poco podemos decir que la politiquería es el uso de la política para ganancia personal o de un grupo. Más “politiquería” no es “política”. Tiene que ver con el uso que le da cada ente, pero la definición de política no es politiquear. Se puede hacer política por un beneficio general (y de hecho hacemos política todos los dias de nuestras vidas, por el simple hecho de ser seres sociables miembros de una comunidad) mientras esa sea la meta y no una ganancia personal o de un grupo particular.

Es importante entender estos dos términos y saber diferenciarlos. Pues al confundirlos es cuando surge esa famosa frase con la que di inicio a esta entrada, “A mi no me gusta la política”. Error, lo que no te gusta es la politiquería, pero eres parte de la sociedad y una muy importante:

“la política conlleva la organización de voluntades colectivas, de actores políticos que representan la diversidad social. “

Tú representas parte de esa diversidad social de la que se habla en este ensayo. Esa parte que cree en la política, en la buena política y no en la politiquería.

“El predominio de la politiquería es el triunfo de la racionalidad ventajista de los individuos sobre la racionalidad colectiva de la sociedad.”

Así que piensalo dos veces, la proxima vez que digas.. “yo soy apolítico” o “no voy a votar porque no me gusta la política” o simplemente “no haré nada porque no es mi problema”, “esto es más de lo mismo”… Porque en ese momento estás dejando que gane el interés personal de los malos políticos.

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