Muchos hondureños creen que la fecha de la Independencia de
Honduras es el 15 de septiembre de 1821. De hecho, el 15 de septiembre
es un día de asueto nacional, y esta fecha se encuentra al pie del
escudo nacional junto con la leyenda: República de Honduras, Libre, Soberana e Independiente.
Sin embargo, esto no es correcto.
Otro grupo de hondureños más informados nos dirán que el 15 de
septiembre de 1821 es la fecha en que Centroamérica proclamó su
independencia de España, pero esto tampoco es correcto.
La famosa “Acta de Independencia” del 15 de septiembre de 1821 ni
siquiera establece la Independencia de Centroamérica, sino que pospone
la decisión sobre este asunto, delegándolo a un Congreso que se reuniría
en marzo de 1822.
En realidad, el acta del 15 de septiembre de 1821 solo era una
maniobra de la aristocracia criolla para impedir que la Independencia
tuviera alcances revolucionarios. Con el acta del 15 de septiembre se
buscaba mantener el régimen colonial, con las mismas autoridades, que
ahora no tendrían que rendir cuentas a España.
Y la Independencia misma solo se tomó en consideración en base a un
recurso desesperado para “prevenir las consecuencias que serían temibles
en el caso de que la proclamase el mismo pueblo”, como lo dice la misma
acta redactada —pero no firmada— por José Cecilio del Valle.
Con esto se ve la falsedad de lo que afirma el himno nacional
hondureño, cuya letra fue compuesta por Agusto C. Coello, que compara lo
sucedido el 15 de septiembre de 1821 con la Revolución Francesa.
La verdad es que el 15 de septiembre de 1821 no es una fecha gloriosa
de liberación nacional, sino una fecha en que las expectativas de los
patriotas fueron traicionadas, y la democracia pisoteada, porque
inmediatamente la aristocracia criolla maniobró para anexar
Centroamérica al imperio mexicano de Iturbide, con el fin de mantener
sus privilegios amenazados por una revolución democrática y republicana,
anexión que se proclamó oficialmente el 5 de enero de 1822.
El acta de anexión a México fue redactada —y esta vez sí— firmada por
José Cecilio del Valle, el cual es tenido por un gran prócer en
Honduras. Y sin embargo, fue por la influencia de Valle en el Congreso
mexicano que Centroamérica logró su independencia de México,
independencia que se proclamó oficialmente el 1 de julio de 1823, por la
Asamblea Constituyente Centroamericana.
Esta Asamblea Constituyente decidió que el sistema de gobierno de
Centroamérica sería republicano y federal, con autonomía para cada uno
de los cinco estados que lo conformaban: Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
En el marco de esta constitución política Manuel José Arce fue
elegido como el primer presidente de Centroamérica el 5 de marzo de
1824, y el 16 de septiembre de 1824 resultó electo Dionisio de Herrera
como primer Jefe de Estado de Honduras.
Pero la Unión Centroamericana no pudo consolidarse por la fuerte
oposición de los conservadores, que querían preservar el opresivo
sistema de privilegios de la colonia española.
Al general Francisco Morazán le tocó combatir contra la reacción
anti-democrática, que había encontrado un fuerte aliado en el
oscurantismo católico, pero la proporción de fuerzas no le favoreció, y a
Morazán le tocó pagar con su vida el haberse atrevido a soñar con una
Patria Grande. Morazán murió fusilado el 15 de septiembre de 1842 en
Costa Rica.
Una vez muerto Morazán, la reacción conservadora triunfó, y el sueño
de la Federación Centroamericana se truncó. Pero ya Honduras se había
declarado independiente de la Unión Centroamericana el 26 de octubre de
1838. Esta fecha tampoco fue de gloria para Honduras, ya que significó
un retroceso histórico, al sumirse el gobierno hondureño en una fuerte
reacción anti-morazánica de la mano del presidente Francisco Ferrera.
El ideal republicano y democrático apenas comenzó timidamente en 1876
en Honduras en la llamada “Reforma Liberal”, dirigida por el presidente
Marco Aurelio Soto y su ministro y asesor Ramón Rosa.
Luego siguieron cincuenta años de guerras fratricidas, a las que puso
fin la dictadura de 16 años de Tiburcio Carías Andino. Carías gobernó
desde 1933 hasta 1949.
Con Carías al fin se lograron controlar las guerras intestinas y los
movimientos insurgentes, aunque con un alto costo social, por la brutal
represión que se desató contra los enemigos del régimen.
Y es con esta represión del gobierno de Carías cuando al fin se logró
consolidar el Estado hondureño, pero esta consolidación iba acompañada
de la subordinación de los intereses de Honduras a los de las compañías
bananeras norteamericanas. La influencia de Estados Unidos nunca dejó
que el Estado de Honduras fuera realmente independiente.
Poco a poco el pueblo hondureño ha ido conquistando cada vez más
espacios de libertad democrática, pero el cáncer de la corrupción
interna y la dependencia de las ayudas del exterior todavía constituyen
una afrenta contra la dignidad nacional.
La Independencia de Honduras, por lo tanto, no es un evento épico que
sucedió en el pasado, como lo enseña la educación oficial, sino que es
algo que se ha ido logrando penosamente, y es todavía un proyecto por
realizar.
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