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La empresa interpretando a su antojo el decreto No 96, del cuatro de marzo de 1,949, pagó doble los días feriados, pero únicamente reconoció día y medio por el domingo.
Los estibadores en respuesta a esta actitud, no cobraron sus cheques amenazaron con una huelga el día 24, esto provoco la intervención del ministro de Gobernación, general Antonio lnestroza, quien logro que la empresa reconociera el domingo como día doble.
II
Igual problema se presento en el muelle de Puerto Cortes, el Lunes 26 atracó un barco frutero con el propósito de cargar. El operador Rafael García en una operación anterior había dejado caer un racimo de bananos, con valor de 0.20 de lempira, el capataz le sancionó borrándolo de la lista de cargadores y García no recibió boleto para realizar dicha actividad. Esto causo malestar en sus compañeros y se negaron a cargar el barco exigiendo que se le diera el cupón de carga.
Ante la situación el ministro Inestroza intervino ante el gerente de la Tela. Mr. Aicock, quien accedió en la demanda sobre García, una vez solucionado el problema se restablecieron las actividades del martes 27 a las seis de la tarde. Un día antes también hubo cierta agitación en el taller de mecánica de corte, donde resulto detenido Juan B. Canales.
III
Ante esta situación el Presidente de la República Juan Manuel Gálvez, ordeno la concentración de tropas en Puerto Cortes, el Ministro de Relaciones Exteriores JE. Valenzuela envió con fecha treinta de abril una circular a los gobernadores políticos del país para ordenar la expulsión de los agitadores extranjeros.
Estas medias contribuyeron a la irritación de los trabajadores, pues las consideraron una venganza de los monopolios en complicidad con las autoridades hondureñas.
IV
Como una continuación de los conflictos generados durante la semana santa, los trabajadores del muelle de Tela y el personal de enfermería del hospital de ese lugar formaron un comité de huelga, prepararon un pliego de peticiones y lo enviaron al gerente de la división. Mr. Kenett Block.
Este documento exigía el 50% de aumentos salariales y se daba un plazo de 48 horas para la respuesta, el gerente pidió 30 días para contestar, pues según informo el problema debía ser resuelto en las oficinas centrales de Boston, esto hizo que los trabajadores paralizaran sus actividades el tres de mayo. Y ese fue el comienzo firme de la huelga.
V
En Puerto Cortes había comenzado a manifestarse el conflicto a partir del domingo dos de mayo, las cosas se produjeron así: El primero de mayo los estibadores consultaron con el jefe del muelle. Mr. Smith, si les pagaría doble el domingo 2, dicho empleado respondió que investigaría el asunto y les informaría después.
El domingo no teniendo ninguna respuesta los trabajadores se negaron a cargar. Ante esta situación fue llamado un Juez del Trabajo, que pregunto a los obreros: “¿Cual es el problema?”, uno de ellos le dijo al otro, “informa voz”, este se llamaba Luis García, al que Mr. Smith, no le entrego cupón para trabajar, acusándolo de “líder”.
Los muelleros no trabajaron el domingo 2 ni el lunes 3, pues se habían declarado en huelga, juntamente con el taller de mecánica.
VI
De Tela partieron el tres de mayo grupos a pie para informar a los trabajadores de El Progreso y La Lima sobre el desarrollo de los acontecimientos, el cuatro se paralizaron todas las divisiones de la United Fuit Company, el cinco lo hicieron los obreros de la Standard y a partir de entonces se detuvieron otras empresas industriales y comerciales.
La costa norte entera quedo inactiva, inmediatamente se organizo Un Comité Central de Huelga (CCH) con los representantes de distintos distritos bananeros: Tela. Cortes. El Progreso. La Lima y Batán.
Este comité pasó por varias reorganizaciones, pero el definitivo es el siguiente, con sede en El Progreso: César Augusto Coto. Secretario General; Juan B. Canales Secretario de Organización; Francisco Ríos. Secretario de Prensa; Guillermo Rosales, secretario de actas; Manuel Sierra, José Vásquez, Adán Posas, Cruz Meléndez, Gabriel David, Ernesto Pérez, Angel M. Domínguez, Antonio Rivas, Gregoria Ferrera y Augusto Castañeda, prosecretarios.
VII
El Comité Central de Huelga elaboro un pliego de peticiones de treinta puntos, en el que se exigía entre otras cosas un aumento del 50%. La táctica de los monopolios bananeros y del gobierno fue desde el primer momento prolongar el conflicto por tiempo indefinido y dividir a los huelguistas.
La primera línea se aplico al rechazarse la negociación con el Comité Central de Huelga, la segunda se puso en práctica la través de la intriga entre los comités locales de huelga, así como el soborno de determinados dirigentes.
Gracias a la ayuda de todo el pueblo hondureño la huelga se mantuvo en las dos primeras semanas calculadas para quebrantarla, la aplicación del movimiento y su resistencia obligo al gobierno y a la empresa bananera a comenzar las platicas el 23 de mayo, para lo cual se nombro una comisión mediadora encabezada por Tomas Calix Moncada.
VIII
Si la táctica de ganar tiempo no les dio resultado, la división si se los produjo, tanto el gobierno como la empresa bananera levantaron a acusación de que el Comité Central de Huelga estaba asesorado por comunistas procedentes de Guatemala. De esa manera esperaban meter cuñas entre el comité central y los comités locales, sobre esta base comenzaron a efectuar pláticas por separado con el comité local de La Lima dirigido por Manuel de Jesús Valencia, este se reunía en San Pedro Sula con el Obispo Antonio Capdevilla para escuchar lo planteamientos del gobierno y de la United.
IX
El Comité Central de Huelga conoció de estas maniobras y dispuso hacer un cambio en el comité local de La Lima, el 20 de Mayo llego Cesar Augusto Coto con catorce dirigentes para hacer el cambio, uno de los acompañantes de Coto acuso a Valencia de “traidor”, utilizando los micrófonos instalados en el hipódromo de La Lima. Valencia respondió, acusando de comunista al dirigente antes dicho y haciéndolo registrar.
Al dirigente le encontraron una hoja suelta del Partido Democrático Revolucionario Hondureño (PDRH), en la que esta organización apoyaba el movimiento huelguístico, la multitud alli presente tomó como prueba dicho documento y amenazó con linchar a todo el grupo.
Desde entonces se rompió la unidad con los comités locales y central de huelga, pues Valencia comenzó a infiltrar agentes suyos en Tela. El Progreso y Batán.
X
Este problema fue valorado adecuadamente por la empresa y el gobierno para quebrar la huelga sumándolo a tres factores más: 1) El regreso al trabajo de los huelguistas de la Standard al llegar a un arreglo el 19 de mayo. 2) Las inundaciones producidas ese mismo mes por los ríos Ulúa y Chamelecón al no efectuarse las otras de canalización correspondiente y 3) Al avance del movimiento contrarrevolucionario de Guatemala con ayuda tic la CIA y el gobierno de Honduras.
XI
Las negociaciones se mantuvieron desde el lunes 31 de mayo, este día al discutirse el acta del sábado anterior la delegación de los trabajadores encabezada por Coto, pidió la reconsideración de un punto aprobado por los negociadores del día sábado. El punto decía así: “Presentarse al desempeño de sus labores después de aprobados cuatro puntos del pliego tic peticiones”.
Coto exigió, según lo resuelto en una asamblea el domingo treinta, que el texto fuera el siguiente: “presentarse al desempeño de sus labores después de aprobados los treinta puntos del pliego de peticiones”. La empresa acusó a los trabajadores de faltos de seriedad y rompió las negociaciones.
XII
El primero de junio por la noche. Coto y otros miembros del Comité Central de Huelga se presentaron en el campo de la huelga de La Lima para discutir con Valencia la línea a seguir después del rompimiento de las negociaciones, Valencia acuso públicamente de “comunista a Coto y lo hizo encarcelar esa misma noche, juntamente con Manuel Sierra, Rubén Portillo y Modesto Rubio.
El dos de junio Valencia publicó una hoja suelta en la que declaraba su apoyo a la reelección de Juan Manuel Gálvez y anunciaba una “Unión Sindical de Trabajadores Hondureños”, de la que se declaraba su Secretarlo General. En la misma hoja se autodeterminaba el “legitimo representante de los trabajadores” y pedía a la empresa reanudar las negociaciones.
XIII
El mismo primero de junio el comité local de Tela condenó a Coto y demás compañeros por el rompimiento de las negociaciones y se solidarizó con Valencia, el 5, este convocó a una reunión en San Pedro Sula, con representantes de Tela, El Progreso, La Lima, Puerto Cortes y Batán, para organizar un nuevo Comité Central de Huelga.
La nueva estructura quedo integrada por Manuel de Jesús Valencia. Humberto Díaz Zelaya, Antonio Radillo, Raúl Estrada, Henry Sheran, Santos Ochoa. Benigno González, José Cuban Goss. Celeo González. Carlos Ramírez, Rafael Alberty, Rufino Sosa, Israel Orellana. José Arnulfo Espinoza y José Alberto Panchame.
XIV
El Comité Central de Huelga publicó el 7 de junio una carta pública al gerente de Aicock en la que se le proponía nuevas pláticas. Sin embargo, la empresa aduciendo que en El Progreso funcionaba otro CCH, se dirigió a los trabajadores a través de hojas volantes arrojadas desde avionetas. Estas hojas contenían la propuesta de elevar el salario de 3.30 a 4.00 lempiras diarios, dar medicina gratuita a los trabajadores con sus respectivas familias que tuvieran salario de 150 a 210 lempiras mensuales.
Después de este planteamiento tanto el gobierno como la empresa reconocieron a Valencia y marginaron al resto del CCHI con sede en EI Progreso.
XV
El 12 de Junio se reanudaron las negociaciones. El 27 fue derrocado el gobierno democrático de Jacobo Arbenz Guzmán en Guatemala y esto envalentono a la empresa. El primero de julio esta presento un plan de resoluciones que ignoraba por completo los planteamientos de los trabajadores y echaba por la borda su propio ofrecimiento de elevar a 4 lempiras diarios el salario mínimo. Las nuevas propuestas eran las siguientes: aumento de L. 0.10 por hora a los trabajadores de los muelles y una bonificación de L. 40.00 para quienes se presentaran a su trabajo en un lapso de cinco días. El costo de este ofrecimiento alcanzaba los cinco millones de lempiras.
XVI
La comisión negociadora del gobierno manifestó en contra de esta oferta y propuso otra con los siguientes costos: 7.7 millones de lempiras en aumentos de salario. 4.5 en prestaciones sociales y 698 mil en indemnizaciones; La suma total era de 13 millones.
La empresa rechazo el plan del gobierno, por cuya razón, el propio presidente Gálvez se ofreció como mediador tratando de capitalizar el conflicto a su favor, pues aspiraba a reelegirse como Presidente de la Republica en los comicios de octubre de 1954. Gálvez en realidad lo que hizo fue avalar la nueva propuesta de la empresa y desconocer el punto tic vista de la comisión gubernamental.
XVII
El nueve de julio, después de sesenta y nueve días, termino la huelga con la firma de un convenio sobre insignificantes concesiones a los trabajadores con base a la oferta del primero de julio, es decir un incremento salarial de 5 a 10 centavos por hora y una gratificación de L 40.00 para los trabajadores que se reincorporaran de inmediato a sus labores.
El hambre, la represión policial, las intrigas y la traición, lograron por fin, quebrantar la voluntad de lucha de los obreros, pero si estos no lograron de inmediato lo que se proponían con su acción cambiaron el curso de la historia hondureña.