domingo, 6 de mayo de 2018

ALFONSO COTARELO LOPEZ

“Motión” y “Toyano” 
Los recordamos porque eran los limpiadores de chimeneas, el primero cargaba una sucia mochila donde guardaba espátulas, clavos y otros implementos con los cuales se auxiliaba para su trabajo, cargando además en sus hombros una larga vara en cuyo extremo amarraba un bramante. Con pantalones semicortos, que ahora las jóvenes conocen como pescadores, llenos de parches y en vez de faja un lazo, remataba su estrafalaria figura con una floja camisa negra, color que se lo había dado el hollín que se le adhería a su ropa. El segundo, “Toyano” calzaba caites de cuero y en su cabeza ceñía un viejo sombrero de fieltro en cuya cinta acomodaba colillas de cigarro que encontraba tiradas en la calle para después alternarlos en fumadas con una vieja y encorvada pipa o “cachimba” y no se desprendía de un viejo balde cuando le tocaba limpiar vidrios en las ventanas. Por aquellos tiempos la mayoría de las casas tenían fogones o estufas de leña por lo que abundaban en los techos las chimeneas que “Motión” y “Toyano” limpiaban haciéndose sus lempiritas que destinaban para comer, pero también iban a parar a los estancos porque, locos, locos, también empinaban el codo.
La Tribuna hn

Toyano y Motión limpiaban las chimeneas en la Tegucigalpa del ayer.

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