Galel Cárdenas
Tal vez el coordinador del Partido LIBRE esté ya curtido de tanto ataque alevoso por enemigos pertenecientes al frente externo y los adversarios del frente interno.
No ha habido descanso ni pausa en la tramoya calumniosa que se teje en derredor de la personalidad de uno de los líderes más carismático que se haya producido en las últimas décadas de la política vernácula.
Nacido en la cuna terrateniente de uno de las regiones que se caracterizan por la actividad agrícola y ganadera, pero que ha producido intelectuales de una valía extraordinaria como Medardo Mejía, Alfonso Guillén Zelaya, Clementina Suárez, Froylán Turcios, o José Antonio Domínguez —sólo para citar un par de ejemplos— no es entonces para nada extraño que aquella fuerza creativa de esta región en algún momento produjera un líder de la fuerza política que posee Manuel Zelaya Rosales.
Indiscutible es su liderazgo en los sectores populares que perviven en las regiones menos favorecidas por el sistema político oligárquico hondureño.
Formado en las filas del Partido Liberal cuando esta organización partidaria constituía una especie de reminiscencia de su lucha contra el dictador Tiburcio Carías Andino y de la huelga bananera, desde donde se desprendió uno de los períodos de mayor sensibilidad social asentado en la ideología del liberalismo beneficiario, poco a poco aquel partido se fue diluyendo en el conservadurismo más recalcitrante de sus dirigentes, primero terrateniente y después vinculado a lo que una vez se creyó pertenecer a la burguesía patriótica, que no fue más que una falsa percepción de cierta dirigencia perteneciente a la izquierda hondureña de ese momento.
Acomodadas las fuerzas en el decurso histórico, surgió en esas filas la figura política de Manuel Zelaya Rosales que dirigió el Partido Liberal en un lustro en el cual fue decantando su pensamiento de un liberalismo social hacia una plataforma que se ubicaba en la corriente del nuevo movimiento ideológico que se inauguraba en América Latina asentado en los movimientos constitucionalistas populares, dirigidos por líderes de formación democrática socialista como Evo Morales, Cristina Fernández, Hugo Chávez, Luda Da Silva, Daniel Ortega o Rafael Correa, quienes no salieron de las canteras de los partidos comunistas o de las izquierdas más tradicionales.
Manuel Zelaya Rosales sorprendió a los dirigentes más recalcitrantes de su partido, al evolucionar a un nuevo liberalismo apuntalado por nuevos rostros que ideológicamente mostraban una minuta doctrinaria más avanzada en la lucha de clases en el gran icerberg de la política vernácula.
Este pensamiento dirigido claramente a reivindicar algunas conquistas de la masa popular del país, produjo varias reacciones en aquel período liberal de los años 2006-2009, en el cual desde la presidencia introdujo cambios en el estilo del mandato presidencial y en un pensamiento político que produjo un remezón ideológico de una gran rabia derechista entre aquellos dirigentes de los partidos tradicionales oligárquicos.
Pese a haber desarrollado un mandato presidencial pleno de muchas conquistas de índole popular, en su momento, la izquierda también tradicional y no menos el conservadurismo de su propia organización política produjo una incredulidad de unos y una reacción ideológica de derecha como nunca antes se había experimentado en el decurso del bipartidismo que había endulzado a la masa ignara con su democracia representativa hábilmente enmascarada en cada una de las falsas elecciones generales de los últimos treinta años.
Inmediatamente el imperio que estaba completamente asustado por el ascenso de las fuerzas socialistas en América Latina, puso en remojo el gobierno liberal de este inaudito y carismático líder de un Partido que había dirigido el país con la anuencia del Departamento de Estado norteamericano y sus órganos de inteligencia asentados en su embajada considerada esta como un puesto de guerra, una trinchera y un observatorio imperial.
Lo demás es historia que todos conocemos.
Empezó entonces la conspiración de la derecha fascista ya desenmascarada, ligada a los funcionarios de la diplomacia gringa, los asesores anticomunistas de la gusanera de Miami y sus acólitos en todo el continente latinoamericano que arrecieron con las bolsas llenas de dólares para imprimir campañas mediáticas adversas al pensamiento de la auténtica identidad nacional de los países pro socialistas de la primera década del siglo veintiuno y su socialismo contemporáneo tan radicalmente opuesto a las minutas europeas de esta corriente del pensamiento social.
Con la prontitud del caso, el imperio movió todos sus resortes sistémicos construidos desde la segunda guerra mundial en América Latina, y activó la doctrina de seguridad nacional en el ejército hondureño, cuyos parámetros esenciales constituyen un manual de carácter fascista criminal, en donde la vida de los luchadores anti imperialistas es sólo un grano de arena en el decurso de la represión necesaria y además volitivamente crucial para el sostenimiento del sistema político de la derecha universal.
De esta manera se instauró con el golpe de Estado del año 2009 un esquema primero oligárquico militarista como fuerza de tarea constante, en donde el vértice de la nueva plataforma ideológica ya descrita era esencialmente anticomunista.
Es por esa razón que la primera catapulta del golpe de Estado fue esencialmente mediática, misma que fue financiada desde siempre, primero por el poder fáctico y luego por el poder mediático, después aunadas estas fuerzas se convirtieron en el imperio mediático jamás experimentado en Honduras.
Así que el país sufre —desde aquella época— la embestida mediática desde antes del año 2009, a través de un periodismo mercenario comprado con dólares imperiales, manejados a través de organismos de los aparatos de inteligencia de la CIA.
La embestida se ha convertido en un sistema ideológico manejado por periodistas muy destacados en la tv, la radio y la prensa escrita, quienes dirigen la matriz de pensamiento ultraconservador contra todo aquello que significa lucha popular en el plano económico, político, social, ideológico o cultural.
Los propietarios de los medios comunicación son dueños de grandes empresas de servicio que le venden al Estado bienes de insumos para todas las actividades gubernamentales posibles, no sólo referidos a los servicios públicos si no a cualquier filón de negocio privado que signifique un enriquecimiento ilícito, ilegal o antipatriótico.
Volviendo al significado del tema que titula este artículo, Manuel Zelaya Rosales, al realizar una lucha poderosa internacional para regresar al país y proseguir su tarea trunca, pudo finalmente construir un Partido que recogiera gran parte de los anhelos populares, y que desde el principio fue bombardeado por los infiltrados de la CIA en la lucha contra la dictadura impuesta, con el fin de evitar su inscripción, objetivo que no se logró pero que fue premiado con reconocer un minúsculo aparato partidario sin prestigio ni incidencia social en la población hondureña.
Pero, entonces surge la pregunta ¿por qué Manuel Zelaya Rosales es atacado inmisericordemente por todos los aparaos ideológicos, políticos, económicos dentro de las fronteras nacionales?
La respuesta política e ideológica la podemos encontrar en algunos principios del Partido Libertad y Refundación.
Su entrada dice que en Honduras la revolución es inevitable. La declaración de principios expresa de inicio que la refundación del Estado es una tarea urgente, en el cual se habrá de transformar la sociedad y el sistema económico y político, la construcción de una democracia participativa, incluyente, de igualdad, la libertad, la solidaridad y la justicia.
Exponen los principios partidarios de LIBRE que la soberanía es un asunto basado en la base legítima del poder en Honduras. Entre los conceptos políticos redactados dicen que se rechazan las fuerzan antidemocráticas, con sus oligarquías tiránicas y por ende el retorno de las castas militares en la vida civil de la ciudadanía. La propuesta de una democracia directa, de carácter participativo capaz de superar las desigualdades históricas impuestas por las élites oligárquicas nacionales.
Exponen estos principios que la unidad centroamericana es un requisito para crear la patria grande con justicia, bienestar y paz. Y Libre establece de antemano que el sueño morazánico se hará concreción cuando todas las fuerzas políticas progresistas junto con las organizaciones populares unidas a los movimientos sociales se conjuguen en procesos de unidad regional.
El proyecto político partidario de LIBRE tiene un carácter ideológico muy marcado por un pensamiento y una acción anti imperialista, anticolonialista y con los parámetros de la solidaridad internacional de los pueblos libres. Y de paso establece como doctrina de política internacional la autodeterminación de los pueblos. Libre se declara contrario a las prácticas imperialistas y neocolonialistas, a las guerras de agresión contra los pueblos hermanos de la tierra, rechaza las bases militares y los genocidios del imperio expandidas en toda la tierra. Así mismo condena las injerencias de gobiernos extranjeros y sus entidades tercerizadas de carácter privado que atentan contra la soberanía y la independencia del Estado.
Como se puede observar todos estos principios que están contenidos en los Estatutos de LIBRE son exactamente lo contrario del pensamiento de todo el conjunto de fuerzas reaccionarias del bipartidismo oligárquico, la política de seguridad nacional de las fuerzas armadas de Honduras, y la ideología de la empresa privada nacional, hoy además, apoyadas por las iglesias mercenarias recientemente re estructuradas en su pensamiento universal, raramente opuestas a los preceptos del Papa Francisco Primero.
He aquí que la minuta doctrinaria del Partido LIBRE y su concepción del Estado que impulsará cuando logre la toma del poder, es contrariamente adversa a la práctica política de todas las fuerzas contra-revolucionarias (exactamente en el presente histórico que vivimos) que el propio Estados Unidos ha colocado en la gubernatura del país mediante el golpe de Estado, el fraude electoral, la represión encarnizada contra toda forma de protesta, la matriz mediática dirigida al analfabeta político y al ciudadano común inmerso en su sobrevivencia ante el desastre económico de su existencia.
Y el gran problema es que el Coordinador de LIBRE, Manuel Zelaya Rosales está obligado a cumplir con los preceptos estatutarios en cada uno de sus artículos e incisos declarativos y obligatorios de cumplimiento.
Demarcada entonces la plataforma ideológica y su minuta política, Mel Zelaya en su papel de Coordinador General del Partido, no puede menos que mantener públicamente un criterio estatutario como camisa de fuerza para resaltar el carácter de Partido de Izquierda, sin dudas posibles.
El imperio, de este modo, tiene claramente percibido el carácter ideo-político de la organización partidaria de LIBRE, y por ello, conspira constantemente y sin ninguna pausa contra el liderazgo del Coordinador General, incluso en el seno mismo del Partido. De allí que no sea extraño que algunas antivoces internas descalifiquen al Coordinador.
Pero, conociendo a Manuel Zelaya Rosales nadie debe pensar en que podría traicionar tales principios que otros posibles líderes de menor trascendencia y trayectoria estuvieran dispuestos a vender con todo y su bandera simbólica.
Manuel Zelaya Rosales y el estado mayor del Partido, junto con intelectuales muy avezados y militantes de la izquierda hondureña, configuraron un Partido al gusto precisamente de una ideología progresista y revolucionaria, a la cual no existe posibilidad de traicionar, salvo pruebas en contrario.
El Departamento de Estado, la embajada americana, sus ONGs (como ASJ), los órganos de inteligencia norteamericana y todo el conjunto vario pinto de las fuerzas reaccionarias de todos los colores, sabores y olores, han sido y son financiadas para consolidar el proyecto dictatorial que encabezaron Roberto Micheletti, Porfirio Lobo Sosa y hoy Juan Orlando Hernández, y los subsiguientes mandaderos de turno que asuman el papel de antipatriotas, vende país, traidores a la Constitución, y ante todo mercanchifles de tomo y lomo, convertidos en portavoces de los intereses espurios gringos y su geopolítica aplicada a Honduras, un porta aviones de la contra revolución como ya lo experimentaron los gobiernos títeres en tiempos retropróximos.
Así que la campaña propagandística mediática de desprestigio, descalificación, descrédito, reprobación y demás otros adjetivos adyacentes, ha sido el eje trasversal mediático para que ingenuos, incautos, cándidos, crédulos crean en la imagen monstruosa que propalan en contra de LIBRE y su Coordinador General en su papel de devora niños y proclives a un país lleno de anarquía, violencia, desorganización, terrorismo e intimidación.
Toda la parafernalia de los medios de comunicación o difusión como le denominan otros, está encaminada a destruir la popularidad de Manuel Zelaya Rosales y su pleno liderazgo nacional: esa tromba propagandística está asentada en la convicción de que Mel Zelaya es el adversario al cual habrá que destruirse para proseguir con el proyecto de la dictadura sin fin que JOH y sus aliados regionales e imperiales anhelan, sobre todo en este momento de algidez controversial en contra de Venezuela y la añorada invasión que planifica, como alternativa, Donald Trump, posiblemente como el as bajo la manga en el proceso de re elección de presidente de Estados Unidos.
Es por ello que ningún otro líder de la política vernácula desea unirse a LIBRE y su Coordinador en un frente amplio de oposición, ninguno de los inventores de las plataformas políticas actuales o de las convergencias sociales está dispuesto a enfrentarse al imperio y su proyecto dictatorial para Honduras, antes bien, buscan desesperadamente la anuencia imperial de la embajada gringa a fin de lanzarse al ruedo político con la bendición que corresponde.
Algunos con la desfachatez del apátrida exclaman a viva voz que no se puede unir a LIBRE para organizar un frente opositor, porque el Departamento de Estado les ha dicho que esa no es la vía para acceder al poder general del país, en este momento en que JOH está siendo mencionado constantemente en los juicios contra narcotraficantes en cortes judiciales norteamericanas.
Otros piden la renuncia de Mel Zelaya Rosales a su investidura de autoridad central de LIBRE, a expensas del mandato soberano de la membresía de corroborarlo en la Coordinación General.
De algún modo la matriz mediática, que ataca a mansalva cotidianamente Mel Zelaya, pagada por las fuentes de financiamiento gubernamental, los dólares de la inteligencia norteamericana que penetran todo aquello tendiente a convertirse en un objeto de compra venta, pareciera que incidiera en las voluntades políticas de cierta dirigencia nacional que gritan a pulmón batiente su oposición a la dictadura, pero, en su praxis cotidiana con sus declaraciones ambiguas, confusas e imprecisas van allanando la dictadura interminable de JOH.
Y a la voz de una van proclamando a los cuatro vientos que LIBRE y Mel Zelaya son un estorbo para recuperar la democracia, tal vez algunos de ellos con clara vocación de objetos mercantiles, declaran que una alianza con este partido de izquierda es imposible porque papá Trump no desea ese extremo político.
La tv, la radio y la prensa escrita mercenaria constituyen una amalgama de dinero cruzado repartido como naipe en una mesa de apostadores fríos, descarnados y calculadores, obsesionados por el color y olor de los billetes verdes que compran sus conciencias originarias de ciudadanos amantes de la patria, con ello se convierten en los mercaderes de la información, a fin de empatar con los otros asalariados políticos que desempeñan el papel de ecos de garganta profunda, en esta lucha de clases antagónicas que se libra en el seno del pueblo hondureños, en ese campo de batalla de la imagen política virtual, gráfica y sonora, donde la lucha ideológica se convierte en trinchera de la falacia, el embuste, el disfraz, la mentira, la calumnia, el engaño, el absurdo, el cinismo, el descaro, la insolencia, la procacidad.
Entonces, esconden una realidad apabullante con datos estadísticos negativos en cualquiera de los sectores que configuran objetividad de la miseria, la pobreza, la explotación, la violencia institucional, en fin, la chatarra mediática se empeña con los dólares en la mano izquierda y el puñal en la mano derecha, asesinar un pueblo desde el pertrecho de la propaganda fascista, deshumanizante a morir, a sabiendas que el abismo en que nos han hundido está llegando al límite de la paciencia del pueblo que un día, si desea sobrevivir, deberá rebelarse completamente para derrocar todo el sistema político de la oligarquía y su padre putativo el imperio norteamericano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su respuesta muy pronto