En aquellos años los juguetes eran de madera y de metal, los buses tenían pintados los pasajeros y al motorista de ambos lados, recuerdo que un tío (que hoy es Ginecólogo) el menor de mi abuela, me regalo en navidad un carro de bomberos color rojo y los bomberos pintados y tenia una escalera de plástico; en ese tiempo èl estudiaba medicina en la Universidad y me acuerdo como se desvelaba estudiando, tambien recuerdo que una vez me desperté parado en la mesa del comedor donde mi tío estudiaba, y el bien enojado cuando me encontró ( o sea que yo era sonámbulo) y varias veces me levantaba dormido ( pero no a comer) , no se como se me quitó ese afán.
La epoca de navidad era muy bonita para mi, pues aun en ese tiempo se escuchaban las pastorelas en las iglesias, los nacimientos donde mi abuela como dije antes participaba con sus amigas; la compañía Colgate-Palmolive tenia promociones de cambiar las cajas de pasta dental por avioncitos jet de plástico y como a mi me gustaban los aviones, tuve una colección de diez avioncitos; mi abuela me llevaba a la misa del gallo aunque no me gustara, solo por quedarme quemando cohetillos con mis amigos (solo me decía: “Pasà “y me agarraba del brazo); recuerdo que con mi abuela compraba tamales donde una señora por el cine lux, tenían unas grandes tinas y fogones enormes, mucha gente trabajaba y habían sillas de cuero en el pasillo para esperar ser despachados, esos tamales costaban unos Lps. 1.00 y otros Lps. 1.50. El árbol de navidad lo adornaba con unos “foquitos” que tenían agua que subía y bajaba y un misterio al pie del palo. Tambien en esos dias visitábamos una señora que vivía en la segunda planta de un edificio que tenia un rotulo “La Universal” en la sexta avenida cerca del mercado San Isidro, no se quien era esa señora.
Tambien en la casa de mi abuela vivía un sobrino de ella que vendía Lotería Chica, el dormía me acuerdo en el garaje adaptado como dormitorio para èl; ese don era terrible, malhumorado, cascarrabias y usaba bastón y sombrero; porque era un caballero enamorado, pero nunca lo vi con una mujer y le encantaba empinar el codo (de alli creo que se me vino lo de la bebida y que a algunos tíos y a mi papa tambien les gustaba la libación).
La hermana de mi abuela a quien la conocíamos como “yaya”, me llevaba al mercado san isidro a hacer los mandados de la casa, pero yo no iba a gusto; me pegaba unos jalonazos porque me quedaba viendo las vitrinas. Con yaya aprendí hacer compras y a escoger los mejores productos del mercado (y asì lo hago hasta el día de hoy), comprábamos el queso que tanto le gustaba a ella y mantequilla blanca que a mi me encantaba comer con tortilla bien tostadita y con leche; eso lo comprábamos donde una señora que se llamaba Alicia; antes el mercado era distinto a como es hoy, los puestos eran independientes y todos pegaditos; pues Alicia tenia varios hijos, entre ellos uno que era como “bizco” y me hacia miedo cada vez que me miraba; con yaya aprendí a comprar carne, tocarla que fuera suave y la carnicería preferida era la de don Toño y se llamaba “El Torito”.
Las ventanas de la sala de la casa tenían vidrios y eran de madera, pero tambien se cerraban con dos cortinas de madera para seguridad y un cerrojo, en la sala había un radio con tocadiscos antiguo que al encenderlo tenia una lucita viscosa color verde y abajo para guardar revistas; una sillas que aun existen, de madera como de nogal blanco y tapizadas (en la casa de Paco). Cuando mi papa llegaba por las noches, me acuerdo que nos sentábamos en la sala a escuchar música bonita, con la luz apagada y ellos platicando ¿de que? No me acuerdo.
Tambien venia desde Guatemala otra hermana de mi abuela que se llamaba Mercedes, una vez ya de noche llegó a la casa y yo estaba recién dormido, porque yo dormía con mi mamá y como la tia meches no me conocía, ella le preguntó a mi abuela: ¿ Y quien es ese patojo? Y le respondio: - Es mi nieto -, no tengo mucho que contar sobre estos eventos; otras personas que visitaban a mi abuela era Rosa Maria, su hermano Alberto (que era fregon igual a paco) y la mama de ellos doña Luz. Recuerdo que Rosa Maria, con su esposo de apellido Yates (ignoro si ya eran casados), nos llevaban con mi abuela a la aldea de Suyapa; hacia un frió tremendo en ese lugar y mas de noche, ellos tenían un Jeep y como yo venia atrás traía un miedo feo de caerme; otras veces los domingos íbamos a la casa de ellos en el Barrio La Guadalupe, doña Luz preparaba un café bien delicioso. En los mismos años conocí otros hijos (solo de mi abuelo) y que mi abuela consideraba de ella y que vivían en Guatemala. También visitaba a mi abuela muchas veces, la esposa de mi papa y me decía (con risa burlona) que yo me iba ir a vivir con ellos, yo me ponía triste y le preguntaba a mi abuela y ella me respondía que primero muerta.
Me embargó una gran tristeza, que me diò una fiebre y mi abuela le pidió auxilio al doctor Lemaire amigo de mi tío el Doctor, pero después el tiempo pasó, las insinuaciones de esta situación se hacían mas continuas y al final hice caso omiso porque sabia que no era cierto.
Muy bochornoso es para mi el mencionar que debido a la preocupación de dejar a mi abuela, despues de tanto tiempo de vivir con ella y el cambiar de familia; comencé a orinarme en la cama en las noches; amanecían las cobijas y los colchones mojados de orines (de forma inconsciente) mi abuela no sabia porque de repente sucedió esto, ella decía que tomaba mucha agua y de alli el tío de guaimaca me llamaba “el pipe mion”, porque hasta las camas de la Hacienda amanecían mojadas. El tío de Guaimaca me daba unas mamoneadas como decía èl, que ni asì se me quitó ese mal; esto se repitió hasta mi vida de estudiante de secundaria.
Ya para estos tiempos mi tío el Doctor ya se había casado con una muchacha muy linda me acuerdo yo, de Comayagua; conocí a sus padres y a sus hermanos en el devenir del tiempo. No se en que tiempo mi tío se fue a Boston, Mss en Estados Unidos a especializarse y se llevó unos dias a mi abuela (alli tengo fotos que ella trajo), sufrí esos dias de ausencia de mi abuela, pero al fin salio de estas calles polvorientas.
Recuerdo que mi abuela me llevaba a Yuscaran porque tambien ella era oriunda de ese lugar, alli tenia una casa que siempre la visitaba; conocí la casa de los Fortín, a unos amigos de ella, una señora bien alta que se llamaba Montalvina y le decían tavina, al esposo un abogado de apellido Padilla y a un cipote bien grueso y grandote que ellos le decían “ el nene” y que al sol de hoy así se le conoce; viajábamos en un carro antiguo, carretera bien difícil que daba miedo al cruzar las curvas.
continuara....
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su respuesta muy pronto