HONDURAS: BAJO EL FUEGO DE LA PRUEBA
Mario E. Fumero
Últimamente nuestra nación está
sufriendo el fuego de las pruebas que la sumerge en la desgracia.
Figuramos en los rotativos mundiales como uno de los países más
corrupto, violento y sacudido por el fuego del desastre, que sumerge al
país en tragedia, miseria y dolor.
¿Qué nos está ocurriendo? ¿Se cierne
algún juicio, maldición o una mala racha sobre este país? ¿Serán todas
estas calamidades la advertencia de Dios para que nos apartemos del mal y
nos volvamos él, dándole la espalda a la corrupción que nos consume por
dentro? No basta con orar, clamar, o proclamar decretos de prosperidad y
bendición, como hacen algunos falsos pastores, que declaran una
prosperidad que no llega. ¡NO! Lo que necesitamos es humillarnos delante
de Dios, y reconocer nuestros errores para rectificar nuestras
actitudes. Sí es cierto que es de humano el fallar, también es de
valiente rectificar y arrepentirnos de nuestros pecados, para andar en
integridad. La maldición es consecuencia de nuestra rebelión. El fuego
puede ser causado por un juicio, pero también puede ser motivo de
prueba, porque cuando hay desgracia, entonces reflexionamos y nos
volvemos más a Dios. Muchas calamidades son culpa del descuido humano.
Hay muchas cosas que debemos meditar y
buscar una lección en lo que acontece. No es bueno el preguntar el ¿por
qué? ocurren estas desgracias, sino el ¿Para qué? ocurren las mismas.
Dios nos habla de muchas formas, y quizás nos está advirtiendo que
debemos actuar con más integridad en todos los aspectos, para prevenir
muchas otras muchas calamidades. Hemos visto el desprestigio del país
por la violencia existente. Vemos como el narcotráfico asola nuestra
nación, arrastrando a muchos jóvenes a la delincuencia y el sicariato.
Contemplamos asombrados como aumenta el consumo de droga. Miramos
asombrado como la corrupción nos invade en todas las esfera de la
sociedad, incluso aun en las mismas iglesias cristianas.
En esta semana (del 14 al 19 de febrero
2012) hemos visto como el fuego destruyo cientos de vidas en el Centro
Penal de Comayagua, dejando dolor e indignación generalizada. Ahora
vemos como un voraz incendio consume parte de la zona comercial de
Comayagüela. Los mercados San Isidro, que sostenían a muchas familias
humildes, han quedado asolados. No es la primera vez que esa zona es
víctima de calamidades, pues en los últimos años otros incendios e
inundaciones han dejado destrucción en esos lugares. El gobierno está
agobiado con un terrible déficit económico, y la política distrae a
muchos funcionarios de su trabajo en pro de una nación, la cual se hunde
lentamente en la pobreza y muerte.
Cuando las calamidades son repetitivas,
el menaje que trasmite es que con la primera desgracia, no aprendimos la
lección de prevención. En los Centro Penales han ocurrido anteriormente
dos incendios, y sin embargo, no se tomaron medidas preventivas para
que esta desgracia no se repitiera. ¿No deberían, con el primer
incendio, haberse tomado las medidas necesario para prevenir los mismos?
Y en cuanto a la desgracia en los mercados de Comayagüela, ¿Cuántas
veces se han incendiado e inundado? Y sin embargo, no se tomaron medidas
preventivas correctas, porque estoy seguro que ni extintores había en
los negocios, y muchas veces en los arreglos que se hacen, se usan
materiales inflamables, porque hasta la madera es poco curada, y muchas
veces tiene resina. ¿No se debe aprender de las malas experiencias, a
fin de reconstruir algo que no deje espacio para que los mismos hechos
se repitan? ¿Por qué siempre cometemos los mismos errores? Si se repara
un daño, busquemos la forma de que el mismos no se repita en el futuro,
ya que esto refleja que no tenemos capacidad de prevención, y por lo
tanto, somos una nación que todo lo resuelve con la improvisación.
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