Por Óscar Esquivel
Desde 1982 hasta la fecha hemos tenido 9 Presidentes de la República. Desde Suazo Córdoba hasta éste período de Juan Orlando Hernández han transcurrido 35 años de una democracia representativa, en donde el pueblo, a través del voto delega cierto poder en el político para que tome decisiones en favor del representado.
35 años son pocos para que una democracia se diga madura, sobre todo en países como los nuestros.
En este período han existido Presidentes que han querido quedarse por mayor tiempo por el cual fueron electos. Empezando por el señor Suazo Córdoba quién pretendió quedarse por dos años más. También al Presidente Zelaya sé le acusó de buscar reelegirse, acusación que se quedó en mera sospecha y a la vez utilizada para darle un golpe de Estado. Y en éste período presidencial que habrá una reelección ilegal aprobada en la Corte Suprema de Justicia y no en el Congreso Nacional a través de un plebiscito o mediante una Asamblea Nacional Constituyente.
La reelección es un hecho, el Presidente actual ya está inscrito y con una fuerte confianza que se queda y con adversarios políticos mentalizados en administrar la derrota.
La confianza de los partidarios de Hernández se debe a que ha construido una alameda prometedora para sus fines. Colocó Magistrados en el TSE y Registro Nacional de las Personas de acuerdo a sus fines. Cuenta con Magistrados en la Corte Suprema de Justicia a su medida, también en el Ministerio Público y en el otro poder del Estado, la oposición política no ha visto una (alegan que no tienen mayoría). Además, cuenta con el apoyo militar, tiene en las calles a varios batallones de la llamada policía militar, lista para “atender” a quién se le ponga “al brinco”. También ha contado con los medios de comunicación llamados masivos y de las cúpulas de las iglesias. Además, con el apoyo de Estados Unidos de Norteamérica, quiénes se han atribuido los garantes de la democracia en éstas repúblicas.
Lo de República es un mero formalismo, porque sí nos remitimos a lo que describe Platón y Montesquieu como República; está tierra bendita nuestra no entra en esa definición.
Ahora con lo que no cuenta el señor Hernández y los suyos, es con el apoyo popular. Pero para llenar esas vacantes ya cuenta con anticipación con los elementos mencionados anteriormente. Aunque también el apoyo de los gringos está en veremos; ya que no han nombrado embajador, no queriendo decir que no están en misa.
Además, los gringos son los principales patrocinadores del concierto folclóricamente llamado “honduras canta “que podría cambiar el curso de los resultados de la próxima elección.
Sumado a un acuerdo entre el Partido Liberal y la alianza de oposición para unirse el día de las elecciones, quienes han dicho que sólo respetarán las actas en meza y no los trasmitidos por el TSE. Aunque a decir verdad sería más creíble un acuerdo con un magistrado de libre en el TSE y representante en el registro, además de presionar por reformas electorales desde el Congreso Nacional. Tampoco olvidemos qu a inicios del periodo de gobierno, se les ofreció a los del partido liberal encabezar el Congreso Nacional, a lo que se negaron en nombre de la mal llamada gobernabilidad.
Siendo así, el escenario es incierto, pero tendiendo más al proyecto del Partido Nacional que sí logran “coronar” serían ya 12 años, más otros 8 qué están a la vista con “el obsesionado por el concreto”. Tendríamos la estrella solitaria por varios años dirigiendo los destinos de éstas honduras.
Algunos optimistas dentro de los que se encuentra éste servidor, espera la reacción de las mayorías.
Qué sean las mayorías, ya sea en las calles o en las urnas, quien decidan su destino.
Hoy más que nunca aquella frase que a veces se ha tornado vacía, toma mayor fuerza: “¡Sólo el pueblo, Salva al pueblo!”
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