miércoles, 26 de junio de 2019

UNETV, UN CANAL EN POS DE LA VERDAD

Galel Cárdenas

En medio de esta tormenta de represión, asesinato, persecución y sobre todo de anti valores emanados por interpósita mano de los medios de comunicación al servicio de la dictadura más cruel que haya vivido un pueblo en Centroamérica en los últimos 10 años, ha surgido a la palestra pública en Honduras, un canal de Televisión denominado UNETV, cuyo rol en medio de la parafernalia perteneciente al poder mediático de la oligarquía hondureña, anticomunista por excelencia y sobre todo mercenaria hasta la desvergüenza, su papel ha consistido en emitir las más pusilánimes manipulaciones de las noticias y de los valores ligados a la realidad política y social que como un geiser en plena ebullición va mostrando las contradicciones propias de una sociedad donde las clases dominantes imponen a las clases dominadas sus visiones distorsionadas de la contextualidad inmediata.
La dictadura de Juan Orlando Hernández es un muy buen plan perverso concebido con el patrocinio de la Embajada norteamericana y sus órganos de inteligencia y contra inteligencia.
Necesitaba el imperio un títere, un fantoche, un pelele sin escrúpulos, que sustituyera al más torpe político liberal escogido por su ambición personal de ocupar la silla presidencial cuanto fuere posible. Ese cumplió la tarea de servir de transición del inicio de la apertura de la caja de pandora para entregarla luego a otra figurilla de poca monta como Porfirio Lobo Sosa, quien sólo sirvió de correa de transmisión del golpe de estado hacia la dictadura perfecta.
Ese dictador perfecto debería ser un desquiciado mental, un psicópata, un sociópata, un desequilibrado capaz de asumir —desde la oscuridad de su surgimiento silencioso en el Congreso Nacional—su ascenso relampagueante a la más alta magistratura nacional.

El dictador en su más cruda expresión de un criminal con formación civil y abogado del aquelarre más estrepitoso, se llamaba Juan Orlando Hernández, un genio de la infamia, la degradación política, la locura del poder omnímodo aunado a la capacidad de robar a manos llenas, saquear con el mayor cinismo posible, destruir un estado beneficiario con la más absoluta frialdad para llevar a un pueblo a un estado de decrepitud social, de acabamiento existencial, de decadencia social, de tal manera perversa, que en menos de una década logró sojuzgar la dignidad humana colectiva de una ciudadanía crédula, incauta y bonachona, caracteres que se desprendían de su analfabetismo cultural, político y hasta moral.
Es por ello que el imperio muerto de risa aupó, estimuló y apoyó al político más cruento posible, sólo necesitaba ahora, que el poder mediático integrado por oligarcas que se enriquecieron desde tiempos antiguos con las canonjías monetarias capaces de convertir los más sagrados valores patrióticos en un torbellino de lodo, de fango y descrédito de los hondureños honrados, honestos, decorosos y honorables, que en aras de la patria, salieron a la tribuna pública a combatir la dictadura ominosa, siniestra y fatídica.
En este contexto, surgió el canal denominado UNETV como un proyecto de comunicación periodística con valores propios de un país que necesita una axiología capaz de enaltecer los más nobles sentimientos patrióticos posibles.
Desde la antigüedad Aristóteles en su libro ÉTICA decía que esta disciplina debe estudiar la virtud que parte de la racionalidad humana, que el hombre tiene un fin y es perseguir el bien, dice el Aristóteles que el bien es todo lo que existe siempre y es inherente al hombre mismo, contrario al bien existe el fin perverso, maligno y siniestro.
Entonces podemos colegir que los medios de comunicación neoliberales y fascistas como los existentes en Honduras, con la excepciones que encabezan algunas emisoras y televisoras nacionales, se dividen en aquellas que persiguen la virtud de la verdad como un fin supremo y las que motivadas por el dios dinero, persiguen el fin pérfido, maligno y siniestro de penetrar la conciencia ciudadana con la mentira, la calumnia, la falsedad a través de algo que se denomina falacia como método de convicción periodística, comunicacional y argumental.
UNETV se sitúa en una dimensión clara contraria a esa oscura burbuja que nos cubre por mandato de la dictadura del absolutismo que nos ha impuesto el imperio de la mentira del poder fáctico, mediático y militar, convertidos ellos en puño de inmoralidad y muerte.
Penetrar a través de la televisión esa esfera sólida construida para el enriquecimiento ilícito, el negocio del narco tráfico y la imposición aplastante por medio de la represión desenfrenada, es en Honduras un acto heroico, un acto de patriotismo, una tabla de salvación moral, un camino de redención necesaria, para que las masas en estado insurrecto puedan ver en el espejo de la pantalla chica, la verdad arrebatada por los periodistas y analistas mercenarios, pusilánimes, degradados por la insania del dinero mal habido, manchado de sangre, masacre y despojo.
Esta pompa que parece ser invisible cubre de oprobio la nación, los sacros símbolos de aquella república creada por los soñadores impolutos llamados Dionisio de Herrera, José Cecilio del Valle, Francisco Morazán y José Trinidad Cabañas. 
Un poco en el horizonte poético y tremebundo que cobra una vigencia atronadora son los versos de Roberto Sosa: “Temibles/abogados/ perfeccionan el día y su azul dentellada.// Jueces sombríos/hablan de pureza/con palabras/que han adquirido/ el brillo/ de un arma blanca. Las víctimas —en contenido espacio— miden el terror de un solo golpe. // Y todo/ se consuma/ bajo esa sensación de ternura que produce el dinero.”

En pos de la verdad, UNETV camina hacia el punto nodal que ofrece el futuro de un pueblo que hoy, en las calles con sus armas predilectas, piedras fogosas, llantas incendiadas y capuchas emblemáticas van derrotando a la dictadura oprobiosa de un tirano psicópata que felicita a su ejército pretoriano por disparar a mansalva asesinando a los jóvenes más preclaros de la patria.
Que ese sendero moral, periodístico y patriótico nunca se vaya a oscurecer en UNETV con “esa sensación de ternura que produce el dinero”.

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