jueves, 30 de abril de 2020

Caminar por Tegucigalpa antes era relativamente seguro, había peligros como en cualquier ciudad, pero salir del cine Clamer en el año de 1973 y caminar por toda la avenida Cervantes a las 11 pm provocaba siempre cierto estado de aprensión y alerta. 

Recuerdo una vez haber tenido que esperar la tanda de 9 pm por el lleno que hubo en la tanda de 7. Si mal no recuerdo, era una película de acción de Jean Paul Belmondo, actor francés de ese tiempo, del estilo James Bond. Estando dentro, y ya para terminar la película. empecé a ver la hora a cada rato sabiendo que se estaba haciendo tarde, yo tenía como unos 16. Cuando ya iba a terminar me salí de la fila de asientos en la que estaba y me fui a parar a la par de la primera fila, para que el montón de gente no me fuera a atrasar al momento de terminar la película, ya que iba a salir disparado para mi casa en el barrio Abajo, aún así sería regañada. 

Al salir ya no habían chicleras y se veía desolado pero sentía como la gente como yo, también salía rápido, unos con sus parejas y otros en grupo comentaban la película, pero a medida que avanzaba en las calles y llegaba al parque central y tomaba lo que hoy es la peatonal, el tráfico era casi cero, al llegar a la esquina de Cantero vi que la gente del Variedades tenían ratos de haber salido ya que estaba hasta bajada la cortina, la señora de los sandwishes de basura también había cerrado temprano, aceleré el paso por el Telégrafo y doblé por la calle de Mehsa y al girar en la calle de El Pollito Dorado hacia El Boston no se veía un alma en toda la calle, con el paso que llevaba había entrado en calor, pero justo cuando iba pasando por una casa que decía "aplicación de inyecciones" vi que en la esquina de abajo también dobló alguien justo en la misma acera que yo iba, a lo lejos pude distinguir que caminaba un poco errático por lo que decidí cambiarme de acera, y pensé debe ser un bolo, eso no me preocupaba en lo mas mínimo, conocía los bolos de barrio, pero todavía estaba pensando y justo cuando me voy cruzando la calle él también decidió cruzarse la calle, de nuevo estábamos en la misma acera pero como a unos 70 metros de distancia. Mmmm no me gustó lo que hizo pero seguía pensando que era un bolo , bajé un poco la velocidad que llevaba y pensé rápido, no puede ser que se vuelva a cambiar de acera ...pero yo si, y antes de subirme a la acera hice un cambio de cuerpo y regresé a la acera de la que venía sin quitarle los ojos de encima, vi atrás de mi sobre mis hombros y no había absolutamente nadie, estaba a tres cuadras del río Choluteca y la brisa de la noche traía un leve olor a agua estancada, la sorpresa desagradable es que el tampoco se subió a la acera sino que empezó a caminar hacia mi, sentí como la piel de la nuca se me erizó y sentí un poco de nausea , estaba como a 30 metros de mi y pude distinguir un cuerpo grande en tamaño, no era un niño, ni era un bolo, si hubiese corrido de regreso me hubiese alcanzado y me hubiera alejado mas de mi casa que estaba a tres cuadras de ese lugar, decidí cerrar mis puños con fuerza , era lo único con lo que me podía defender , no tenía dinero por si era un ladrón y nunca antes me habían asaltado , estaba a 20 metros y pude distinguir su cara , era confuso , veía como que se reía conmigo y por un segundo pensé... "ha de ser alguien conocido", pero quien ? y traté de enfocar lo mas que pude mientras caminaba, me sentí desamparado en esa calle , pensaba en todo y en lo idiota que había sido en ir solo al cine a esa hora, cuando estaba a 10 metros no me cabía la menor duda , venía hacia mi y apreté mas los puños hasta me dolían , ambos bajamos la velocidad , el caminaba casi en el centro de la calle , me volví a enfocar en su cara y sentí un escalofrío horrible la cara era una mueca rarisima y los ojos miraban asaber hacia donde, no le quité los ojos de encima y justo cuando estuvo a mi lado se detuvo y por un segundo yo también , era un loco y creo que como las mentes enfermas se atraen, hicimos contacto , me quedó viendo fijamente a los ojos y yo también a él pero mis piernas no respondían , tuve que hacer un gran esfuerzo para volver a caminar los mas rápidamente que pude , él se quedó allí viendome alejarme hasta que doblé en la esquina y corrí con toda mi fuerza hasta que me dolió el bazo y llegué a mi casa con ganas de vomitar por el susto...

Ricardo Cortes Levi

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